Gaceta del Charro / ¡Ah, qué tiempos!

AutorGermán Dehesa

Durante muchos, muchos años, la información en México se nutrió principalmente de lo que ocurría en el extranjero. La realidad nacional era algo totalmente irrelevante e indigno de ser noticia. Sin ánimo de ser preciso (recientemente escribí "Baja California Norte" y que se me arrancan con que no se dice así, que se dice asá, que en teoría se llama así, pero que en la realidad se dice asá... meñe, meñe, meñe); entonces, sin ánimo de ser preciso, creo recordar que el lento, pero implacable giro en la información nacional comenzó con Gustavo Díaz Ordaz y ya no se detuvo más. Hoy parece que en el extranjero no está ocurriendo nada y que todo lo interesante y escabroso está sucediendo aquí. Obviamente, esto no es cierto, pero así lo estamos viviendo y, por ejemplo, lo que haga o deje de decir George Bush es salivazo de cotorra junto a la ley anti-chapulín que tan acongojados nos tiene.

De la misma manera, el destino de Nicolás "El Copitas" Sarkozy (que es nombre como de villano de James Bond) nos resulta indiferente y extraño. En cambio, el drama que está viviendo "El Chueco" Villanueva (la primera cara diseñada por Pablo Picasso) nos tiene con el alma pendiente de un hilo muy tenue. ¡Qué chuecos se portaron con "El Chueco"! Primero le dicen: ya estás libre, Chuequito; ya nomás pasas a tu celda, das una alzadita, no dejes tiradero y te vas con el de la puerta. Mientras, yo le aviso que ya saliste. Ni credencial te doy. Aquí no hay nadie que ni de lejos se parezca a ti. Ándale, Chuequito, fue un gusto conocerte... no, no dije susto, dije gusto.

Muy contento "El Chueco" fue por sus cosas, dio una limpiadita, se despidió de sus cuates y salió a respirar los aires de la libertad. Bueno, no alcanzó ni a respirar, porque ya estaban ahí otros cuicos que lo esperaban para volverlo a guardar. Pero si acabo de salir, no sean perros. Lo sentimos en el alma, señor Chueco, pero estamos dando cumplimiento a un mandato de extradición. ¡Me secuestran!, ¡me secuestran!. Síguele con tus payasadas y te doy un piquetito, ¡voltéame a ver!, pues si estoy...

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