La Gaceta del Charro / Sin palabras

AutorGermán Dehesa

Así me quedé y no es metáfora. Su nombre técnico es disnea y es algo horroroso. Es como volver a ser bebé y quedar a cargo de los mimos, caricias y cuidados de Madrazo y de Murat, quienes son a su vez como las hermanastras de Cenicienta en versión peluche. Esta historia ya tendría que haber sido superada, pero su Charro Negro se esmeró en que así no fuera. Todo comenzó en los tiempos de mi cumpleaños (1 de julio. Prepare su cuota para el 2005). En alguno de esos días que tendrían que haber sido lujuriantes y festivos, mi médico en jefe descubrió en mi pulmón derecho un leve brote neumónico. Con oportunidad fui informado de las medidas que había que tomar. Aquí aparece uno de los rasgos más nefastos del alma tenochca: somos incapaces de obedecer una instrucción al pie de la letra. Se nos dice algo y todavía sin terminar de escuchar, ya estamos "interpretando" lo que realmente quisieron decirnos, que jamás es lo que realmente nos dijeron. Esto es especialmente cierto en el caso de las instrucciones médicas: el doctor Churupo dice aquí en la receta que me tome cada mañana dos comprimidos de Tecolín Yodatado, pero Churupo siempre ha sido muy culebra, así es que yo me voy a aventar cuatro, porque si alguien conoce su cuerpo, ése soy yo; además mi compadre el Chupamirto ya me dijo que el Mandil Plus es lo mismo que el Tecolín, pero en jarabe y mucho más barato; entonces, me voy a chutar cuatro tragos de Mandil con una buena chela en calidad de chéiser y en una semana estoy rechinando de sano. Lo que acaban de leer es una caricatura que sin embargo, no desmiente los desafueros interpretativos a los que se entrega un azteca frente a una receta médica. Así procedí yo con mi primer aviso neumónico y, en principio, todo pareció funcionar de excelente modo: experimenté una leve mejoría, la tos disminuyó y reanudé viento en popa a toda vela mis habituales y numerosas actividades.

Yo no lo sabía, pero con la neumonía me pasó lo que a Fox con el PRI: pude haberla exterminado si hubiera tenido decisión y disciplina, pero me sentí muy sabroso, me confié y cuando vine a ver, el mal había resurgido de modo lujuriante y así lo que originalmente era un brotecillo se convirtió en la selva lacandona. Esto ocurrió hacia el 31 de julio. Mientras los tijuanenses votaban ¡ómaigod! por Jorge Hank y los oaxaqueños por...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR