La Gaceta del Charro / Historia de dos mujeres

AutorGermán Dehesa

PRÓLOGO INDISPENSABLE: Cada día tiene su afán. El día 3 de junio de 2004 se presentó con clima lúgubre y con ánimo entristecido. Uno de esos días para pedir perdón. Absurdamente recuerdo a María, una sirvienta talibán que pululó por mi infancia. La méndiga María bajaba las persianas a las cinco de la tarde y me anunciaba que ya era de noche. Me bañaba, me obligaba a cenar y me introyectaba en mi camita para que me durmiera (no lo había pensado, pero esa puede ser la raíz de mi insomnio). A las seis de la tarde, María me decretaba dormido y salía veloz como el ántrax rumbo al zaguán donde se entregaba al enardecido erotismo en compañía de célebre plomero de la zona (en una de ésas, es el papá del Pulpo). Pero, una vez más, me salí de la autopista. Hoy recordé a María por su fiereza al aplanar bisteces. Era una bestia. Con el tejolote del molcajete le metía a una bolita de carne unos mandarriazos terribles y las dejaba como celofán laminado. Si así trataba al plomero, no quiero ni imaginarme cómo le habrá quedado el soplete; pero ya me volví a distraer. Lo que yo quería decir es que hoy amanecí con el alma en calidad de bistec aplanado por María. La información de que casi la mitad de las mujeres mexicanas son objeto de violencia es una inescapable vergüenza. Ya lo de menos es que uno sea o no sea golpeador, cruel, ventajoso e imbécil; es la humanidad de mi País la que resulta afrentada. ¿Quién nos otorgó el derecho de golpear a lo mejor que tenemos? Por eso amanecí con ganas de pedir perdón, pero aquí viene otro asunto que también me irrita.

Voy. Yo admiro a las mujeres de este país que suele ser tan abusivo con ellas. Por lo mismo, me ofende personalmente cualquier tipo de maltrato que ellas reciben. Lo de las muertas de Juárez me desquicia. Trato de ayudar. Por eso acepté ser parte del Comité Ciudadano que asesora y apoya los trabajos de una magnífica ciudadana llamada Guadalupe Morfín. Me queda clara la diferencia que hay entre apoyo y servilismo. Por eso no acepto, ni respondo las maliciosas conjeturas que hacen aquellos que se sienten directamente ofendidos cada vez que manifiesto mi apoyo a esta tarea ciudadana. A pesar de su volumen físico, son enanos que creen, a estas alturas de mi vida, que yo puedo ser gatillero, o solapado...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR