La Gaceta del Charro / La constitución femenina

AutorGermán Dehesa

Tres acontecimientos nutren esta divagación: una intensa y palabreada comida (sopa de espárragos, arroz blanco, medallones de filete, ¡tortitas de papa! con intenso sabor a infancia y un postre sospechosísimo) en la parapetada SEGOB a la que fuimos convocados para darle seguimiento, crítica y apoyo a las tareas de Guadalupe Morfín, pero también a las de la Fiscal Especial María López Urbina y a las de todos aquellos que nos ayuden a despejar la tiniebla que envuelve al pasado, al presente y al futuro de Ciudad Juárez. Mi respetable amigo Sergio el Can Aguayo, Don Santiago Creel y su Charro Negro estábamos ahí de benditos entre las mujeres beneficiándonos de la brava voluntad y la filosa inteligencia de Elena Poniatowska, Marinela Servitje, Guadalupe Morfín, Aída González (mi inminente esposa), Teresota Gómez de León, quienes, como en coro griego, nos explicaban lo que teníamos que hacer no sólo frente a un caso que ya es una vergüenza mundial, sino frente a una ciudad cuyo tejido social está severamente desgarrado. Este encuentro me hizo recordar lo que me encantan las mujeres, sus hilos de pensamiento (están bárbaras; trabajan como en 32 canales simultáneos) y la firmeza de su voluntad. Hasta salí con boda pactada para la próxima reencarnación. Todo esto ocurrió el martes 3. Dentro de mí, sigue ocurriendo.

El miércoles 4, mi contlapacha Carmelina Ortiz Monasterio y sus locas del ritmo me invitaron a que les tirara el verbo encarnado a las voluntarias de APAC. De nuevo me tocó el gustado papel de bendito. Si yo fuera sensato, tendría que haberme dado a la fuga ante la severa amenaza del temible cártel de las ñoras. Resistí, les dirigí mi más encendida oratoria y obtuve no tan sólo el indulto, sino hasta el aplauso y el beneplácito de estas mujeres que tienen un alto grado de peligrosidad. Me felicito y las felicito por su exquisito buen gusto.

Hoy jueves 5 es cumpleaños de mi exposa la Tacher. De mil maneras estos renglones la incluyen y hablan todos ellos del largo, atormentado y durable amor que nos profesamos. Me he demorado, pero de lo que hoy quiero hablar es de la suave y fuerte constitución de las mujeres de México, cada día más libres, más comprometidas y más sabias (quedan algunas burras, pero cada vez son menos y con mejor disposición para inaugurar el cráneo). Si los hombres de México tuviéramos el ansia que tienen ellas para encontrar su lugar en el universo, tanto mejor estaría nuestro país; pero no ha sido así, frente a esta...

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