Gaceta del Ángel / No pasa nada

AutorGermán Dehesa

"Aquí no suceden cosas/ de mayor trascendencia que las rosas." Lo dijo Carlos Pellicer, pero lo puede comprobar cualquiera de los escasos integrantes de la perrada que permanece de guardia en el DF, mientras la gente bonita y la no tan fea está, como es el caso de su Charro Negro, mirando al mar y olvidando a las chachalacas.

Hoy lunes 20 de marzo, pasadas las dos de la tarde, entró la primavera. Según veo, hasta las olas tienen flojera y los vientos andan buscando sus rincones para descansar.

Bien mirado, el hecho de que no pase nada no es necesariamente malo; podría ser hasta disfrutable; pero el alma azteca tiene un extraño temple y no hay nada que le produzca más angustia que el hecho de que no ocurra nada. Un buen tenochca interpreta esta calma como la inminencia de algo terrible. La verdad es que a nosotros como nos gusta vivir es en el puritito calambre. Cuando estos calambres se aplacan por la celebración de la milagrosa aparición de San Benito, a los mexicanos el ánimo se nos desploma de golpe. Hacemos mal. Lo que procedería sería adquirir talante poético para apreciar la trascendencia de las rosas.

¡AGUAS!

¿Querían calambre?, ahí les va uno. Dicen que hoy, 21 de marzo, se reunirán los Senadores que anden sueltos por las cercanías. Lo harán con el noble fin de dar un albazo legislativo aprobando la Ley General de Radio y Televisión que, en un momento de estupidez o de perversidad, fue aprobada ya por unanimidad en la Cámara de Diputados. Si esto ocurre, tendremos gran fiesta primaveral en Televisa y TV Azteca. El resto de la ciudadanía tendrá todo el tiempo del mundo para entender de qué modo tan ruin fue secuestrado nuestro futuro. Ésta es nuestra última oportunidad para oponernos y para exigir que nos sea explicado esto que están a punto de aprobar la bola de inútiles que dicen ser "nuestros representantes".

DIAMOR DIAMIRA

No sé si han visto esos anuncios que difunde por la televisión una mujer "síquica" que dice llamarse Amira. En ellos, Amira me ofrece -y no tengo por qué dudar de ella; sería como dudar de las promesas de AMLO- que si consulto con ella o con alguno de sus síquicos, yo lograré...

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