Gabriela De la Paz / El loco y el aprendiz

AutorGabriela De la Paz

Richard Nixon era un hombre inteligente y ególatra, pero sumamente inseguro que para lidiar con los comunistas durante la Guerra de Vietnam inventó la "teoría del loco".

Quería que lo vieran como alguien irracional y volátil. Así que un día enviaba mensajes diciendo que estaba dispuesto a retirarse de Vietnam si el Vietcong dejaba de atacar a las tropas y al otro día lanzaba una ofensiva sobre algún poblado.

Su idea era que sus enemigos se lo pensaran dos veces antes de atacar o provocarlo y confundirlos a tal grado que no pudieran predecir su siguiente paso. Aparentemente, los vietnamitas sólo entendieron que había un lunático en la Casa Blanca y mejoraron su estrategia de ataque.

Donald Trump ha dicho en repetidas ocasiones que quiere ser impredecible y que su administración no va a develar sus estrategias.

Ciertamente, su personalidad es excéntrica y los cánones de su Presidencia no son los mismos que han regido a sus antecesores.

Al igual que Ronald Reagan, parece ser un "Presidente teflón" al que no se le pegan las críticas, pero a diferencia de Reagan, se pelea hasta con sus aliados.

México ha sido su chivo expiatorio desde el inicio de su campaña, y cada vez que algo no va como él quiere, retorna al canto de "construye el muro" y la insistencia en que paguemos por algo que no hemos pedido y es innecesario. Pero sus simpatizantes se sienten encendidos con su retórica antiinmigrante y le festejan sus mítines de campaña (sí, ya empezó la del 2020).

Por su parte, Enrique Peña Nieto ha cometido muchos errores en su relación con Trump. El más importante fue invitarlo a Los Pinos hace poco más de un año y darle tratamiento de Jefe de Estado, permitiéndole lucir "presidencial" sólo para que un par de horas después presentara una propuesta antiinmigrante y antimexicana desde Arizona.

Si en algo ha tenido consistencia el mandatario estadounidense es en el tratamiento denigrante hacia México. Cosa que ni Peña Nieto ni Luis Videgaray, el artífice de ese viaje, parecen entender.

Pero parecía que, pese a todo, mantenerse calladitos frente a los insultos les hacía verse muy dignos, porque a fin de cuentas, los consulados mexicanos en Estados Unidos estaban realizando una labor de protección a nuestros paisanos. Incluso cuando tuvo lugar aquella llamada del 27 de enero en la que Trump amenazó a Peña Nieto y lo orilló a cancelar su visita a Washington. Ahora sabemos que las respuestas de nuestro mandatario fueron...

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