Gabriela De la Paz / Dilema británico

AutorGabriela De la Paz

Mañana se celebrará un referéndum en el Reino Unido que decidirá su permanencia o su salida de la Unión Europea (UE).

Como en otros países, los británicos sienten que no están obteniendo beneficios en la misma proporción de lo que aportan, que es un argumento típico de las épocas de crisis económicas.

Pero también hay un descontento sobre el manejo de la política migratoria, la intromisión de los políticos europeos en las vidas de los ciudadanos a través de la imposición de regulaciones de casi cualquier aspecto de la vida diaria.

Pensar que esas decisiones se toman en Bruselas y no en Londres molesta a muchos. No es el único miembro de la UE donde la gente opina de esta manera, pero sí el primero que tiene un referéndum de esta naturaleza en los últimos años.

Que el Reino Unido quiera separarse de Europa no es nuevo. Una de las tradiciones más viejas de las islas británicas es que Londres lleva a cabo una política insular.

Es decir, aprovechando sus características geográficas que le permiten formar parte de Europa a la vez que está separada por el Canal de la Mancha, se interviene en los asuntos europeos cuando se quiere y se mantiene al margen cuando le conviene.

Pero no funciona a la inversa: los europeos no pueden intervenir en los asuntos británicos bajo ninguna circunstancia.

Sin embargo, esto ha cambiado desde que el Reino Unido se adhirió a la UE. Al ser parte de ésta, si quiere hacer valer su opinión, tiene que involucrarse y sentarse a discutir con 27 actores más, entre los que sobresalen Francia y Alemania, antiguos rivales que hoy son el eje de la UE y que por ello tienen un papel central en la toma de decisiones.

Hasta ahora, una razón para la permanencia era poder influir sobre Europa, pero desde que el club ha dejado de ser de 12 miembros, se ha acrecentado la diferencia entre el tamaño de las economías de los integrantes, y el manejo que algunos, como Grecia, han hecho de sus finanzas deja mucho qué desear para los euroescépticos.

¿Vale la pena salirse de la UE? Probablemente en Londres piensen que a los suizos y los noruegos no les ha ido tan mal sin ser parte de la Unión Europea, pero con una cierta adherencia a las reglas del mercado único europeo.

Quizás haya quien sueñe con que de esta manera se zafarán de las regulaciones europeas y dictarán sus propias reglas, pero eso está por verse, ya que si se salen, tienen dos años para negociar tanto los términos de la salida como la nueva relación y esperar que los ex...

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