Gabriela De la Paz / Dependencia

AutorGabriela De la Paz

Como millones de personas, WhatsApp, Facebook e Instagram son algunas de las redes sociales que utilizo varias veces al día.

Me permiten conectarme al momento con familiares, amigos, colegas y, en ocasiones, un público que va más allá de la gente que conozco personalmente. Sin que nos hayamos visto en años, estamos al corriente de nuestras vidas por lo que publicamos ahí.

El mundo en que vivimos es así: las compañías proveen el medio para que nos comuniquemos con los demás sin la intermediación de los Gobiernos.

En el caso de las dos primeras aplicaciones (o "apps"), nos hemos acostumbrado tanto a utilizarlas que se nos olvida que hay otras aplicaciones de mensajería que realizan las mismas funciones. Sin embargo, al ser las más populares, una falla de horas en sus servicios es una calamidad para todos.

Desde hace más de 20 años el internet y la tecnología de las comunicaciones han puesto en nuestras manos teléfonos que nos han convertido en reporteros amateurs: podemos enviar fotos y videos, entre otras cosas, sin mayor filtro que las políticas que determinan las compañías.

De la misma manera, recibimos y percibimos al mundo mediante los algoritmos de estas apps. Si en un principio las apps habían ampliado nuestros horizontes, en los últimos años los han diseñado a su antojo.

Facebook es la principal red social del mundo. Tiene unos 3 mil millones de usuarios, lo que le da un enorme poder a su presidente y CEO, Mark Zuckerberg al abarcar una gran porción del mercado de las redes sociales.

Desgraciadamente, Zuckerberg y compañía no siempre han utilizado correctamente este poder.

En 2018, el escándalo de Cambridge Analytica reveló que esta empresa recolectó datos no autorizados de unos 50 millones de usuarios de Facebook para influir en las elecciones presidenciales de 2016 en Estados Unidos (¿recuerda aquellos tests simpáticos para averiguar a cuál personaje de "x" serie se parece más? Ahí estábamos abriendo la puerta para que extrajeran nuestros datos y los de nuestros contactos).

Concretamente, fueron contratados por la campaña de Donald Trump para hacer investigación y análisis de datos que se usaban para crear perfiles y cuentas falsas, así como anuncios dirigidos a un sector de usuarios que eran manipulados a favor del republicano. Esta compañía trabajó para la campaña presidencial de Mauricio Macri en Argentina, y para el PRI.

Zuckerberg vuelve a ser noticia por un hecho desfavorable: una ex empleada suya, Frances...

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