Gabriela de la Paz / Altas expectativas

AutorGabriela de la Paz

¿Cómo diseñar una política exterior distinta de la de Peña Nieto, pero rescatando lo bueno que se hizo en su sexenio? ¿Cómo entenderse con la Administración Trump sin caer en la confrontación o en el servilismo? ¿Qué hacer con los miles de centroamericanos que pasan por nuestro territorio buscando el sueño americano?

Desde el 2012, Andrés Manuel López Obrador viene repitiendo que "la mejor política exterior es una buena política interior" y eso, que parece una contradicción, quiere decir que la imagen de México se ve afectada por la manera en que nuestros problemas se proyectan en los medios extranjeros.

Por ejemplo, la guerra contra las drogas de Felipe Calderón dañó profundamente cómo fuimos vistos durante su sexenio y se nos asoció con una violencia incontrolable que tuvo un impacto económico fuerte, al costarnos el 27.7 por ciento del PIB para contenerla, según el Institute for Economics & Peace. Otro ejemplo de cómo la situación interna de un país incide en la política exterior podemos verlo en las fotografías de Peña Nieto con diversos líderes. A medida que surgían los escándalos de corrupción, como la casa de Angélica Rivera; la impunidad, con caso tras caso de funcionarios como Gerardo Ruiz Esparza; las violaciones a derechos humanos por las fuerzas del orden, como en Ayotzinapa o Tlatlaya, Peña pasó de ser el "salvador de México" a ser un paria.

No se puede tener autoridad moral si no hay congruencia entre política interna y la externa. No po- demos criticar el trato que las autoridades migratorias estadounidenses dispensan a nuestros paisanos cuando aquí tratamos igual o peor a los centroamericanos en las mismas circunstancias. Por eso México firmó un Plan de Desarrollo Integral con Guatemala, Honduras y El Salvador, los principales expulsores de migrantes desde hace seis años. La idea es un plan similar al Plan Marshall -que logró la reconstrucción de Europa tras la Segunda Guerra Mundial, para contener la migración mediante la creación de empleos, no la construcción de muros ni cárceles- en estos tres países, más el sur de México con fondos provenientes de Estados Unidos, México y Canadá, según se ha propuesto.

México también apoya con visas humanitarias por un año con permiso de estancia y trabajo aquí, donde hay menos...

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