Gabriel Zaid / Tecnología avanzada Gandhi

AutorGabriel Zaid

La imagen de Gandhi (un distinguido universitario) hilando a mano en una rueca artesanal y sentado en el suelo parece la negación misma del progreso. Y, sin embargo, ha inspirado muchas innovaciones para el progreso desde abajo. A los nombres de Gandhi (1869-1948), Schumacher (1911-1977), Illich (1926-2002), Amartya Sen (1933), Muhammad Yunus (1940) y Paul Polak (1941) hay que añadir el de Bunker Roy (1945) con una imagen insólita: campesinas analfabetas que electrifican sus aldeas con paneles solares. Hay fotos y videos en Google Images y YouTube (teclear en ambos casos: "Barefoot College").

Como sus antecesores, Bunker Roy parecía destinado a las alturas del mundo piramidal. Nació en Bengala y estudió en Doon School (una especie de Eton) y St. Stephen's College (una especie de Cambridge), instituciones elitistas que forman a los dirigentes de la India. Fue campeón de squash. Pero la hambruna de Bihar en 1965 lo sacudió, y decidió dedicar su vida al servicio de los pobres. No de manera asistencial, sino facilitando su desarrollo autónomo.

Para entenderlos, trabajó como peón de una cuadrilla que perforaba pozos; y uno de sus compañeros, que era de Tilonia (una aldea en Rajastán), lo invitó a acompañarlo en un viaje a su tierra. Decidió quedarse ahí, buscando soluciones. Finalmente, fundó la Universidad Descalza, que hoy recibe apoyos internacionales para extender sus servicios a muchas otras aldeas asiáticas y africanas, de donde llegan educandas. Habla de su obra (con humor británico) en un video tan notable que ha recibido 4 millones de visitas. Hay una versión con subtítulos en español (teclear: "Bunker Roy: Lecciones de un movimiento de descalzos" en Google, no en YouTube).

Para entender el éxito de la Universidad Descalza, conviene recordar algunas realidades universitarias. Al diseñar programas de enseñanza, se afina la puntería con opciones que se discuten, a veces apasionadamente, cuando se trata de incluir o excluir ciertas materias. Como resultado, ahora hay centenares de licenciaturas especializadas, cuando no hace mucho se contaban con los dedos de la mano. Y ¿para qué? Muchas especialidades se ejercen sin que exista la licenciatura correspondiente. Otras (donde la hay, y hasta se exige el título para ejercer) se desempeñan satisfactoriamente con títulos falsificados o sin título alguno. Un elevado porcentaje de los que tienen títulos legítimos trabajan en especialidades distintas a las que estudiaron. Y muchos de los que...

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