Gabriel Pacheco: Escritor de imágenes

AutorAndro Aguilar

Gabriel Pacheco es un escritor de imágenes preo-cupado por las palabras. Es uno de los ilustradores mexicanos más reconocidos por su trabajo. Desde hace un año, dirige la escuela más antigua de ilustración en Italia, Sármede. Y lleva una década interesado en teorizar sobre un oficio al que llegó por accidente.

En la segunda semana de agosto, Pacheco ofreció en la Ciudad de México dos conferencias, impartió un taller, participó en la presentación de una de sus más recientes obras, Arenas movedizas (FCE, 2014), y firmó a sus lectores decenas de libros ilustrados.

RINOCERONTE

Gabriel Pacheco suele vestir camisas de manga larga recogidas hasta el codo; deja ver que en los antebrazos lleva un mismo elemento tatuado dos veces -un rinoceronte-, con sus principales herramientas: en el brazo derecho, con letra; en el izquierdo, con imagen.

La historia del rinoceronte en la vida de Pacheco comenzó en los 70, cuando era niño, en la azotea de la casa donde vivía con sus padres, sus cuatro hermanas y su hermano menor. Ahí, con cielos mucho más claros que los actuales, que permitían ver los volcanes que custodian el Valle de México, pasó horas completas como vigía por si alguno de sus amigos de la cuadra salía a la calle para jugar beisbol, futbol o "metita", con autopistas dibujadas con gis en las banquetas, sobre las que deslizaban pequeños automóviles de juguete.

Eso era lo que le apasionaba, dice, nada de dibujo o ilustración. Al llegar de la escuela, en la colonia Agrícola Oriental, corría a la calle a jugar, hasta que su mamá lo metía de las orejas.

Durante el tiempo que pasaba en la azotea, a la espera de que salieran sus amigos, la imaginación de Pacheco convertía los tinacos alargados de asbesto en un ejército de animales antiguos que él comandaba. Las bestias eran rinocerontes. Siempre le gustaron esos animales y, con el tiempo, se interesó en todo lo relacionado con ese animal. Así, descubrió la historia de Alberto Durero y el grabado que hizo de un rinoceronte en el siglo XVI sin conocerlo, basado sólo en el texto descriptivo de un científico, lo que le significó un gran ejemplo de ilustración.

"Cuando lees un buen texto, tocas la vida. Puedes ver eso que no ves", explica Pacheco en entrevista.

En 2009, decidió escribir rinoceronte en su antebrazo derecho, con la tipografía usada cinco siglos atrás por el grabador alemán. Después, diseñó su propia imagen de un rinoceronte y le pidió a un amigo que se lo tatuara en el antebrazo izquierdo.

El tercer tatuaje que Pacheco tiene en el cuerpo es una frase que descubrió en un relato de Jorge Luis Borges: "Sin miedo". Ésta le sirve de recordatorio: "A veces, uno se siente medio extraño; entonces, se acuerda de las cosas como si fueran cicatrices".

DOCENTE INNOVADOR

Gabriel Pacheco, miembro artístico del Sistema Nacional de Creadores de Arte en México, es director académico de la escuela internacional de ilustración de Sármede, que recibe 500 alumnos anualmente y por cuyas instalaciones ha transitado gran parte de los ilustradores de ese país.

Cada año, en esa escuela, 100 alumnos participan en talleres; 20 de ellos se enfocan en la ilustración.

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