Gabriel Jiménez Remus/ Descarga de emotividad

AutorGabriel Jiménez Remus

En un nuevo gesto profético de alcance milenario, Juan Pablo II pidió perdón a la Iglesia ortodoxa por "el desastroso saqueo de Constantinopla" en 1,204 durante la Cuarta Cruzada, en su reciente viaje a Grecia. Quitó, por fin, la espina de una herida que ha seguido abierta durante ocho siglos. Dio un vuelco a la situación ofreciendo mucho más de lo que podían esperar la Iglesia ortodoxa griega y el Gobierno de Grecia.

Fue una petición de perdón sin precedentes y un canto a las raíces griegas del cristianismo y de Europa como nadie lo había hecho jamás. El ariete que hizo caer la muralla sicológica fue, una vez más, la verdad; el reconocimiento de la gran deuda del cristianismo con la cultura griega y de los crímenes cometidos por la Cuarta Cruzada, que partió de Venecia a la reconquista de los Santos Lugares, pero cambió de objetivo durante la navegación y terminó en el ataque y saqueo de Constantinopla, la ciudad más bella y más culta de Europa, con una crueldad sin precedentes.

El Papa dijo que: "Ya en los últimos libros del Antiguo Testamento, algunos de los cuales fueron escritos en griego, se notan profundamente las señales de la cultura helénica y que el mundo con el que entró en contacto Jesús estaba impregnado de cultura griega, y los textos del Nuevo Testamento fueron divulgados en griego, lo que permitió su rápida difusión". Recordó que el primer encuentro del cristianismo con el saber filosófico fue el discurso de Pablo en el Aerópago y que "una vez superada la desconfianza inicial, los escritores cristianos pasaron a considerar la cultura griega como una aliada en lugar de una enemiga".

Reconoció la deuda de los padres de la Iglesia con la filosofía de Platón y de Aristóteles. Hizo mención que "sobre la fachada del Templo de Delfos estaban escritas las palabras conócete a ti mismo" e invitó a toda Europa a "conocerse a sí misma más a fondo, explorando las raíces del humanismo, que se hunden en las herencias del helenismo clásico y del cristianismo".

No se lamentó de la distancia sicológica de Grecia con Europa. Dijo: "Grecia se encuentra entre Oriente y Occidente, por lo que su vocación natural es la de construir puentes. Han caído ya muchos muros, pero hay todavía mucho por hacer para llegar a la armonía entre los cristianos de Oriente y Occidente, de modo que la Iglesia pueda respirar con sus dos pulmones". Aquí, claro que aplicó a la...

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