Gabriel Guerra Castellanos/ Elecciones en tiempos de guerra

AutorGabriel Guerra Castellanos

La guerra contra el terrorismo que Bush anunció ante el mundo después de los ataques del 11 de septiembre se ha tornado muchísimo más compleja de lo que el inquilino de la Casa Blanca se hubiera podido imaginar. Por todos lados se le abren nuevos flancos, ya sea en Iraq, donde más rápido quisiera intervenir, que en el Medio Oriente, en Indonesia, Filipinas, Corea del Norte y, por supuesto, en su propia casa.

Como pocas veces, Estados Unidos enfrenta dificultades en todos los rincones, a la vez que su economía se encuentra estancada y el electorado decepcionado ante las alternativas que se le presentan. No son para nada despreciables los retos del imperio.

Veamos algunos de ellos: En Afganistán, la reconstrucción nacional parece empantanada. Los generosos ofrecimientos de ayuda de los aliados se han dejado esperar, y la legitimidad del Presidente Karzai está en entredicho frente a los viejos cacicazgos regionales.

A fin de cuentas, la mayoría de los afganos está feliz por el fin de la guerra, pero no necesariamente por el desorden y la fragmentación que el nuevo status quo ha traído consigo. Lejos de estar perseguidos, los antiguos talibanes encuentran cada vez más refugio y disposición entre sus paisanos, con lo cual la aplastante victoria militar estadounidense pierde un algo, si no es que un mucho, de su brillo.

Iraq parecía a simple vista una buena apuesta para Bush, un país gobernado por un déspota cuyas aventuras militares y bárbaras represiones son por todos conocidas. Sumemos a eso que fue una guerra inconclusa para EU y todos los ingredientes parecían dados para que el joven Bush pudiera cobrar las facturas del padre, y de paso colocarse de nuevo el manto de Comandante en Jefe.

Pero algo pasó -o mejor dicho no pasó- y la Casa Blanca no ha sabido convencer ni a sus aliados ni a muchos de sus ciudadanos de la necesidad urgente de acabar con el Carnicero de Bagdad, quien por el momento sigue tan campante, arrasando en su propio referéndum y convertido en héroe para muchos extremistas en las calles palestinas, jordanas, egipcias y sauditas.

Mientras que Washington hace sonar los tambores de guerra en Iraq, so pretexto de eliminar la supuesta amenaza nuclear de Sadam Hussein, en otro rincón del mundo, calladitos, los dirigentes de Corea del Norte anuncian que ellos sí han estado activos en su programa nuclear, a escondidas y contraviniendo un acuerdo con Washington que data de 1994, según el cual Estados Unidos daría recursos energéticos...

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