Futuro con aroma de pasado

Fecha de publicación29 Enero 2024

Por Cristina Massa

El presidente López Obrador anunció las reformas que quiere dejar planteadas para consolidar la cuarta transformación. Ya hablábamos específicamente hace algunas semanas de la propuesta de desaparecer a los reguladores de competencia, con el consiguiente regreso a los inicios de los años noventa y poniendo a México a la par que las economías menos desarrolladas del mundo. También nos referimos a la idea de volver los altos puestos judiciales en cargos de elección popular, un giro con cara de democrático, pero con tufo a populismo orientado a debilitar los contrapesos al Ejecutivo.

Varias otras propuestas van por el mismo rumbo de pretender volver a un pasado glorioso. Tristemente, ese pasado no solo no fue glorioso, sino que sobre ese falso recuerdo se está construyendo un futuro de creciente autoritarismo y militarización, pobreza y falta de competitividad, en un mundo donde el debate está en la inteligencia artificial y la transición energética, no en los libros de texto con historias trasnochadas y faltas de ortografía.

Por supuesto que todos deseamos, como AMLO, trabajadores con aumentos de salario real año con año, y pensiones dignas conforme al último sueldo. Pero México nunca ha tenido esto, ni el Presidente propone nada para lograrlo con finanzas públicas sanas y de forma sostenible. Aumentos de sueldo por decreto, ¿sin incrementar la productividad a través de la capacitación y el uso de tecnología? Pensiones altas que deben durar muchos años a la luz de una mayor expectativa de vida, sin plantear un modelo viable para financiarlas, en un Estado en permanente austeridad republicana, que no gasta en generar las condiciones para promover el emprendimiento y acelerar el crecimiento de la economía con negocios formales y eficientes.

Por otro lado, la militarización, más allá de ser un grave riesgo a la democracia y a la defensa de los derechos humanos, ha sido sumamente dañina para la transparencia, la competencia y la rentabilidad. La formación castrense no es idónea para administrar líneas aéreas, aeropuertos ni servicios ferroviarios. Lo que tenemos son empresas estatales/militares caras y malas, a las que hay que hacer competir por la fuerza poniéndole cargas y límites artificiales al crecimiento de las compañías privadas que participan en esos mismos sectores.

Además de los temas de fondo, están las formas. Muchos de los actos “transformadores” se han llevado a cabo a como tope, en violación a los...

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