El futuro, ahora

AutorAlessandro Triacca

El 2001 fue el año de la odisea espacial para el turismo: sin ser astronauta, el millonario Dennis Tito pudo visitar varios días la Estación Espacial Internacional, gracias al convenio entre la compañía estadounidense Space Adventures y la Agencia Federal Espacial Rusa.

La odisea hasta ahora ha sido sólo para las personas más acaudaladas del mundo; la buena nueva es que Virgin Galactic anunció que, a finales de año, por fin iniciará sus vuelos suborbitales, y con ellos la "masificación" de este tipo de turismo. La palabra no deja de ser irónica, pues los vuelos de Virgin siguen siendo para presupuestos altos.

Los vuelos parabólicos son la opción más accesible para experimentar la gravedad cero, pues sin salir al espacio recrean la sensación de flotar en una nave. Ya están disponibles en Estados Unidos y Francia.

LA EXPERIENCIA DE VIRGIN GALACTIC

La nave nodriza WhiteKnightTwo despega del Spaceport America como un avión tradicional, transportando debajo de su fuselaje a la nave espacial SpaceShipTwo, en la que irán los seis pasajeros y dos pilotos que realizan el vuelo suborbital.

Cuando el WhiteKnightTwo alcanza una altitud de 15.5 kilómetros sobre el nivel del mar, SpaceShipTwo se desprende de la nodriza y enciende sus motores.

"Con este diseño el consumo de combustible de SpaceShipTwo es considerablemente menor a que si tuviera que despegar desde el piso. También, desde el punto de vista ecológico, atenta menos contra el planeta", explica Enrique Felgueres, agente espacial acreditado de Felgueres Travel Group.

Con los motores encendidos, la nave viaja a una velocidad tres veces superior a la del sonido, lo que le permite rebasar los 100 kilómetros de altitud en menos de nueve segundos.

"Al superar la línea de Kármán, que se localiza a 100 kilómetros sobre el nivel del mar, ya estás en el espacio, pues es el límite que la Federación Aeronáutica Internacional utiliza para diferenciar la atmósfera terrestre y el espacio exterior", dice Juan Carlos Gastelum, agente espacial acreditado de Turismo Internacional Apolo.

Al llegar a una altitud de 110 kilómetros sobre la superficie terrestre (aproximadamente 10 veces más que los aviones comerciales), la nave pliega sus alas y apaga los motores para regresar a la Tierra atraída por la gravedad.

"Por un lapso de dos a cuatro minutos los tripulantes podrán observar con claridad la curvatura de la Tierra y experimentar la microgravedad del espacio. Al regresar en la atmósfera no hay fricción pues realmente no han salido del planeta y es la gravedad misma la que atrae la nave de regreso", explica Fernando de la Peña Llaca, director de la agencia espacial AEXA Aerospace.

El viaje tendrá una duración total aproximada de dos horas y media, desde el momento de despegue hasta que aterriza de regreso en el Spaceport America.

PARA HACER HISTORIA

Hasta el mes pasado, comprar un boleto con Virgin Galactic para ser de los primeros en realizar un vuelo suborbital costaba 200 mil dólares, y existía la opción de reservar un asiento pagando un adelanto del 10 por ciento.

Pero por la creciente demanda, hoy el precio aumentó a 250 mil dólares, que deben cubrirse en su totalidad para adquirir el boleto.

El procedimiento para viajar es sencillo: la gente paga y con eso aparta su lugar. La idea es que vayan abordando en el orden en que compraron los boletos.

Aún no se sabe la frecuencia de las salidas, pero se espera que se incrementen paulatinamente tras el...

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