Fundamentos de una reforma política

AutorMaría Amparo Casar

"Quien quiera variar los efectos tiene que modificar las causas".

José Ortega y Gasset

Las normas estructuran la conformación, atribuciones, relaciones y funcionamiento de las instituciones políticas de una nación. Las modalidades que adopten son de trascendencia porque determinan las decisiones, el comportamiento y la interacción de los actores políticos encargados de la tarea de gobierno.

De ellas dependen desde los derechos políticos de los ciudadanos hasta la responsabilidad de los gobernantes, pasando por la forma en que se toman las decisiones.

Hay, por ejemplo, normas que establecen la división de poderes y otras que los fusionan. Reglas que promueven el bipartidismo y otras que estimulan el multi-partidismo. Reglas que privilegian la representación mayoritaria y otras que favorecen la representación de las minorías. Reglas que alientan la cooperación y reglas que la inhiben. Reglas que promueven la formación de coaliciones electorales y reglas que las obstaculizan. Reglas que agilizan la toma de decisiones y reglas que la entorpecen.

La arquitectura institucional es pues responsable, al menos en parte, de la gobernabilidad entendida como la capacidad de un gobierno de tomar decisiones a partir de una representación plural y legítimamente constituida. Es por ello que en los últimos treinta años el rediseño o reforma constitucional ha sido una práctica muy frecuente.

En el caso de América Latina, por ejemplo, Gabriel Negretto reporta un promedio de 5.4 nuevas constituciones por cada país en el siglo XX. Por su parte en Europa del Este se registran 23 nuevas constituciones desde 1990.

Si las reglas importan, la pregunta obligada es: ¿cuáles son las reglas más apropiadas para el "buen" funcionamiento del sistema político?

Esta pregunta no puede contestarse en abstracto. Para responderla es necesario saber de dónde se parte, qué es lo que en opinión de las fuerzas políticas ya no funciona o podría funcionar mejor, y cuál es, idealmente, el punto de llegada. Tiene pues que haber un diagnóstico y un objetivo, una aspiración.

El punto de partida y el diagnóstico responden a la peculiar historia política de cada país, pero los objetivos son más uniformes, presentan menor variación.

Como lo sugieren Shugart y Carey, la mayoría de los sistemas buscan maximizar dos valores: la representación y la eficacia gubernamental, esto es, profundizar la democracia y hacerla más eficaz.

La idea de gobernabilidad democrática es un buen concepto guía para orientar la reforma política del Estado porque incorpora los dos objetivos: el de la representatividad que favorece la inclusión de distintas fuerzas...

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