La fuerza de Wojtyla

CIUDAD DEL VATICANO (DPA). Los críticos lo habían descartado ya como rígido y falto de ideas, además de viejo y débil. Muchos especulaban incluso con la posibilidad de que renunciara a seguir en la sede de San Pedro. Sin embargo, para Juan Pablo II las resistencias y las contradicciones han sido siempre un desafío.

Con su espectacular viaje a Israel, su acto de contricción ante el Muro de las Lamentaciones por las persecuciones de los judíos, el gran "mea culpa" por los errores de la Iglesia, y, por último, con la revelación, el domingo pasado, del "tercer secreto" de Fátima, el Pontífice sorprendió a críticos y fieles por igual.

Ningún Papa de los tiempos modernos ha hecho tanto impacto sobre la Iglesia como este Pontífice polaco que cumple hoy 80 años de edad.

"Es un hombre que jamás cede a las presiones externas", dice uno de sus más cercanos colaboradores. Y por presión externa se entiende tanto su edad y su resquebrajada salud como las críticas en el seno mismo de la Iglesia.

Juan Pablo II encabeza desde hace 22 años una grey de mil millones de católicos, más tiempo que ningún otro Papa en el Siglo 20. Dio a la vez impulso y estancamiento a la Iglesia, y en sus 92 viajes al extranjero cosechó triunfos ante millones de creyentes. Todo ello, pese a que en Europa, en especial en Alemania, suscitó decepción e incluso irritación.

"El Papa está siempre dispuesto a dar sorpresas", dice el Cardenal alemán Joseph Ratzinger, uno de sus más cercanos colaboradores. La mayor sorpresa fue su elección. "Habemus papam Carolum Wojtyla", anunció el Vaticano el 16 de octubre de 1978. La elección de un Papa del imperio soviético era una osadía, una provocación. Más aún: el nuevo Pontífice no ocultaba su fobia al comunismo.

"Resistid todo aquello que vaya contra la dignidad humana", exhortó el Papa a sus conciudadanos en su primer viaje a su país, en 1979. Esto equivalía a una "intervención en los asuntos internos de un Estado". Sin la mano protectora del Papa habría sido impensable el triunfo del movimiento sindical polaco, afirman no sólo los historiadores. La caída del comunismo fue en parte obra de la Iglesia.

Karol Wojtyla quiso liberar a la Iglesia de su "complejo de inferioridad", y en el más amplio sentido parece haberlo logrado. Fuese ante Mijail Gorbachov, Fidel Castro o Yasser Arafat, el Papa siempre se enfrentó seguro de sí mismo a los poderosos de la Tierra. Con sus viajes hizo presente a la Iglesia, especialmente en los países pobres del...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR