El fuego secreto de Bruno

AutorMauricio Molina

La escritura de una novela histórica es uno de los retos más difíciles para cualquier narrador. Avanzando sobre la delgada línea que separa la ficción de la realidad, el escritor tiene que hacer uso al mismo tiempo de la imaginación y de la fidelidad a sus fuentes.

Giordano Bruno, forastero en el universo es la primera novela de Laura Vit y no lo parece. En ella encontramos a una autora madura que ha descubierto un universo de obsesiones y demonios propios. La autora ha logrado sortear con éxito la exploración de la vida de un personaje situado en el laberíntico marco del Renacimiento. Para lograr sumergirse en el complejo, y a menudo oscuro, universo de este místico y rebelde, Laura Vit, como Flaubert con Madame Bovary, tuvo que reencarnar en el propio Giordano Bruno, en un verdadero acto de metempsicosis literaria.

A través de su novela, nos vamos adentrando en el intrincado universo de la guerra entre católicos y protestantes, pero sobre todo en la búsqueda mágica y mística de este gran heresiarca. Porque más allá de los conflictos palaciegos y las disputas teológicas que le tocó vivir a Giordano Bruno, se encuentra sobre todo la lucha heroica de un hombre en busca del conocimiento y la libertad. Esto es lo que lo convierte en un "forastero en el universo", en el acertado subtítulo de la novela de Laura Vit: Bruno era un hombre incómodo. Su carácter volcánico lo hacía entablar polémicas constantes, le disgustaban las sociedades secretas y sus charlatanerías, tan abundantes en su tiempo como en el nuestro. Giordano era un guerrero del pensamiento, un terrorista cósmico, un solitario que buscaba la verdad.

Bruno fue uno de los primeros en afirmar, de manera absolutamente intuitiva, la infinitud del universo y la existencia de incontables mundos y soles. Influido inicialmente por las ideas de Raimundo Lulio y de Marsilio Ficino, paulatinamente fue adentrándose en los secretos de la cábala y del hermetismo. Fue un ser paradójico: su neoplatonismo identificaba la Naturaleza con Dios. Cultivó un panteísmo que postula que todo es sagrado. Para Bruno, siguiendo a Aristóteles, materia y forma, realidad y entendimiento, eran una y la misma cosa.

Su influencia se dejó sentir en múltiples pensadores posteriores como Descartes, Spinoza y Leibnitz e incluso en filósofos más tardíos como Marx y Nietzsche, quienes lo reivindicaron como uno de los suyos.

A diferencia de Galileo, quien abjurara de sus descubrimientos para evitar la hoguera, Giordano Bruno...

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