Frustra la huelga planes y sueños

AutorJorge Ricardo

Cuando apenas tenía un mes la huelga en la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) ya había constancia de la cancelación de cinco exámenes de doctorado y 18 de maestría. Además, se habló de la interrupción de experimentos, como uno con 100 especies marinas que se llevaría acabo en el Laboratorio de Ecotoxicología.

Desde entonces, las afectaciones eran representativas de algo más grave, pero pocos advirtieron la dimensión que alcanzaría el problema.

Hoy, la UAM vive la huelga más larga de su historia; en 87 días sus alumnos y profesores no sólo han perdido clases y quincenas, sino también sueños y oportunidades.

Por ejemplo, una profesora reportó que por el paro ya no le fue posible firmar su intercambio académico con la Universidad de Tallin, Estonia, y de igual manera una integrante del Centro de Investigaciones Biológicas y Acuícolas de Cuemanco lamentó que un esfuerzo de nueve años se viniera abajo.

"Mis plantas se están muriendo porque ni las autoridades ni el sindicato me permitieron entrar a regarlas, este jardín, el de plantas medicinales se va a morir y es un trabajo que inició en 2009", reprochó.

A esos problemas, se sumó la anulación de convocatorias a posgrado, el incumplimiento de becas Conacyt, la suspensión de simposios, congresos, ciclos de música, e incluso la cancelación de la participación de la UAM en la Feria del Libro de Minería.

Además, los profesores de la casa de estudios han tenido que sortear inconvenientes desde que dejaron de percibir sus salarios.

"Tengo que pagar el crédito hipotecario (Fovissste) domiciliado y en nómina, que seguro ahora traerá recargos elevados; el colegio, la mensualidad y reinscripción al próximo ciclo; y los gastos normales de casa: despensa, servicios, gasolina, etc", acusó una académica.

Al principio muchos maestros vivieron de sus ahorros, pero ahora, a casi tres meses de que inició la huelga, eso ya no parece una opción, como en el caso del físico Salvador Cruz, de 70 años, quien aseguró que ya se le está acabando el dinero apartado para emergencias.

El profesor perdió su casa en el sismo del 2017, en Antigua Taxqueña 70, y desde entonces ha tenido que rentar un departamento en 16 mil pesos y una bodega para todos sus muebles. Desde que inició el conflicto ha costeado estos gastos sin salario.

"Para este mes, pedí un préstamo a un colega de la UNAM (...) estamos preocupados y mi caso es un ejemplo de lo que sucede, pero hay peores", dice.

"El lunes que viene es la sexta quincena que...

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