Froylán M. López Narváez / ¡Sshh! ¡Sshh! ¡Sshh!

AutorFroylán M. López Narváez

Entre los conspicuos, los silencios de los bancos que detentan pagarés de Fobaproa -ese invento de descomunal agravio a la hacienda pública y a los ciudadanos- y la negativa a declarar del obispo de Cuernavaca, Florencio Olvera, ante la Fiscalía Especializada para la Atención de Delitos Electorales, son hitos en la política mexicana y en el destino de las luchas por el poder en México. También han sobrevenido otros mutismos en los Estados Unidos de América que son relevantes.

Un presunto parteaguas puede ser la conminación jurídica del Banco de México para que se entregue información sobre la cartera crediticia que los banqueros, sus agentes habilidosos para hacer negocios chuecos, vendieron al fiduciario de la banca central. Mayores de los bancos BBV-Bancomer, Banamex, Bital y Banorte han considerado inevitable, formal, intrascendente la demanda legal encauzada por Guillermo Ortiz, quien los ha de tener "medidos" y ha de saber mucho de sus actos lícitos e ilícitos.

Aunque fuese en seguimiento de formalidades, más o menos compelidas por la ley o por temores de involucración en transas de perfidia ambiciosa, el hecho de no dejar dormir el asunto o dar idea de lenidad o complicidad, desboca fantasías sobre la posibilidad de que no prosiga la impunidad y se pueda sancionar o frenar la secuela del infecto y oneroso saqueo que se perpetró en tiempos aciagos de la administración de Ernesto Zedillo Ponce de León.

Por supuesto, los banqueros ya se han pertrechado con amparos que inhiben la inmediata posibilidad de conocer atracos bancarios que han sido advertidos y considerados como muy probables. La judicatura nacional, con enmiendas recientes que no acaban de limpiar la lacra de juzgados, jueces, litigantes, leyes y recursos que impiden que la legalidad sea posibilidad cierta y abundante, constante, de los mexicanos. La injusticia legalizada es patrón nacional, antiguo, maligno; con excepciones.

El asunto bancario se trabó entre 1995 y 1996. El valor cuantioso cercano de los pagarés es de 212 mil millones de pesos. Se vencen estos documentos entre 2005 y 2010. Así que las machincuepas para que corran términos de prescripción, favorecen o desfavorecen a las partes en conflicto. Las dificultades y la morosidad de los trámites e instancias judiciales propician que lo que está ganado conforme a derecho, se pierda en los procesos.

Por lo pronto los banqueros se guardan y esperan las determinaciones judiciales para mantener su sigilo, sus secretos y...

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