Froylán M. López Narváez / Dictadores parlamentarios

AutorFroylán M. López Narváez

Habida cuenta de que las elecciones recientes, con el apabullante menosprecio, desprecio, rechazo e indiferencia de quienes no sufragaron, la mayoría del casi 60 por ciento de los electores, no son acicate para ventilar programas, ideas o estrategias partidistas. No se diga en asuntos que trasciendan los mitotes y los intereses de quienes han hecho de la política su razón de ser o para ser alguien pública e íntimamente.

Las atenciones de los miles de ciudadanos que atienden a estos juegos civiles se han arrebujado en las contiendas internas de los partidos que ocuparon el primer y el tercer lugar de las posiciones.

Ubicuamente, a todas horas Manlio Fabio Beltrones y Elba Esther Gordillo, profesora que no ha podido cumplir su vocación de docente por dedicarse a la política sindical y a la nacional, ambos argumentan pública y privadamente para hacer de sus pretensiones de ser coordinador (a) de los diputados mayoritarios de la próxima Cámara de Diputados. Ante la eminencia del Poder Legislativo frente al Ejecutivo federal, la posición se supone trascendental para los pleitos y acuerdos camerales y para la sucesión presidencial.

En el PRD también se acusa la controversia para elegir a quien habrá de coordinar, no tanto ordenar, a su feligresía partidaria. Tampoco en el partido solar se manifiestan las concordias o los concordismos que auspician homogeneidad, servilismos o eficacias, según los casos. Por ahora aparecen tres precandidatos, dos de los cuales, Lorena Villaseñor y Pablo Gómez, advierten que no serán súbditos de instrucciones centrales de su partido o de su adalid político de ahora, Andrés Manuel López Obrador. Ni se los han pedido, que uno sepa.

El asunto priista es peliagudo. No solamente para los del agrupamiento que se tornó involucionario, casi institucional. El coordinador feneciente de la bancada panista, Alejandro Zapata, acuñó una expresión que define bien el futuro que les arredra. Según supone, conoce, quién sabe cómo, declaró que los priistas traman establecer una "dictadura parlamentaria". Se atreve a decir que los tricoloridos fomentaron el abstencionismo y que les atacan y descalifican pues andan ya en pos del regreso a la Presidencia. Aunque reconoce errores, a diferencia de Vicente Fox que no ha cometido ninguno, según la paladina afirmación presidencial, achaca a los mañosos del PRI sus desventuras electorales recientes. Ahora están urgidos de fincar estrategias para que "el país pueda caminar". Es que los...

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