Frontera Invisible / Estados Unidos baja la guardia

AutorSergio Muñoz Bata

Así como en su momento a pesar de las bombas, los secuestros y las amenazas al presidente colombiano César Gaviria no le tembló la mano para extraditar a Estados Unidos a los grandes capos del narcotráfico que asolaban su país, ahora el presidente mexicano Felipe Calderón se arriesga políticamente extraditando criminales y enviando al ejército a la primera línea de la batalla contra el narcotráfico para mostrar que su gobierno no dudará en utilizar el legítimo monopolio de la violencia para imponer en su país el estado de derecho.

El mismo estado de derecho que la violencia del crimen organizado hace décadas ha tenido en jaque a Perú, Ecuador, Bolivia, los países de América Central, Puerto Rico y el resto del Caribe obligándolos a sacrificar a sus agentes del orden y a gastar fortunas que no tienen para recuperar su seguridad nacional.

A pesar de las lamentables declaraciones de políticos oportunistas como el Senador demócrata Joseph Biden, quien en su afán por borrar de su expediente su bien ganada imagen de plagiario busca reinventarse como candidato presidencial acusando a México de ser el responsable del problema de drogadicción en Estados Unidos, la reciente extradición de los 15 dirigentes del Cartel de Sinaloa y del Golfo debería servirle a este país para medir la firmeza del compromiso del gobierno mexicano para combatir el narcotráfico.

Aún con sus limitaciones, los países productores de drogas o que han visto su territorio convertido en ruta de tránsito de toneladas de droga que nunca satisfacen la insaciable demanda norteamericana, han ido cumpliendo su tarea. Pero para ganarle la batalla a los narcos es imprescindible que Estados Unidos no baje la guardia.

El problema, como bien ha demostrado el reportero Josh Meyer del LA Times es que agobiadas por la demanda en los frentes de batalla en Irak y en Afganistán, las fuerzas armadas estadounidenses han disminuido de forma aterradora su participación en el combate al narco.

A partir de 1989, el Congreso nombró al Pentágono como la agencia principal en la detección y monitoreo de los embarques de narcóticos con destino a Estados Unidos, mientras que a la Guardia Costera se le encargó su interdicción.

Sin embargo, según revelan una docena de fuentes al Times, el mandato del Congreso perdió fuerza a partir del...

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