FRONTERA INVISIBLE / Obama en la encrucijada

AutorSergio Muñoz Bata

El hecho escueto y real es que la popularidad del Presidente Barack Obama va en descenso.

En abril, según reporta el Pew Research Center, 62 por ciento de los estadounidenses entrevistados aprobaban la gestión del Presidente; en agosto el índice de aprobación bajó a 52 por ciento. Peor aún, el índice de desaprobación en abril era de 26 por ciento, hoy es de 37 por ciento.

La caída de su popularidad ha sido mayor entre las mujeres y los hombres de raza blanca afiliados a los dos partidos principales y entre los independientes. Es decir, entre grupos que fueron clave en su elección a la presidencia y que serán cruciales en las elecciones legislativas del año próximo.

Hay quienes dicen que el desencanto con el trabajo del Presidente se debe al trabajo sucio que han hecho los republicanos desvirtuando su iniciativa de reforma al sistema de cuidado de salud.

Reviviendo gastados fantasmas de la época de la Guerra Fría, sus desvergonzados opositores le acusan de querer implantar el socialismo en Estados Unidos y han mentido asegurando que la reforma de salud forzaría a los ancianos a considerar la eutanasia y promovería el aborto entre las jóvenes, y estos son sólo tres ejemplos de la guerra sucia.

Ahora bien, aún admitiendo que la evidencia de la deshonestidad de los ataques es abrumadora, esgrimirla como explicación para la caída de la popularidad del Presidente me parece una exageración inaceptable.

Entre los descontentos con Obama hay personas que están legítimamente preocupadas con el costo de la reforma de salud y sus posibles consecuencias en su limitado patrimonio.

Hasta ahora, Obama ha dicho que para ofrecerles seguro de salud a 46 millones de personas que no lo tienen, a pesar de que la mayoría de ellos trabajan, bastaría con reducir los costos actuales e imponer un impuesto a los más ricos. Esto, que me perdone el Presidente, es algo sumamente difícil de creer.

Las encuestas muestran que la mayoría de los estadounidenses sigue teniendo una buena opinión de Obama como persona, aún entre aquéllos a quienes les incomodan ciertas políticas que el Presidente promueve para impulsar el crecimiento del papel del estado en la vida cotidiana.

Lo que no está claro todavía es si el descontento se debe a que los ciudadanos piensan que algunos programas que el Presidente ha ordenado, como por ejemplo el del estímulo económico, no ha traído los resultados esperados y constatan que no ha logrado reducir el desempleo.

Quizá la molestia sea por los...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR