FRONTERA INVISIBLE / Los nuevos liderazgos

AutorSergio Muñoz Bata

Viniendo de dos países que son potencias en sus respectivas regiones pero históricamente han carecido de peso político en el escenario mundial, la propuesta del Presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, y el Primer Ministro de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, sobre el tema nuclear en Irán es una bienvenida constatación de la ampliación del liderazgo mundial en esta época de profunda crisis.

Como era de suponer, los conservadores estadounidenses se han lanzado con furia contra ambos Mandatarios tachándoles de idiotas útiles a la causa de Irán. Pero su verdadero objetivo no es criticar a dos países que consideran periféricos sino cargarle la cuenta a Barack Obama. Cuando turcos y brasileños, ha escrito Charles Krauthammer en el Washington Post, se atreven a proponer políticas globales es porque la política exterior de Obama ha creado un vacío de poder. Independientemente de los méritos que la propuesta turco-brasileña pudiera tener, la crítica de la derecha norteamericana es arrogante y oportunista. En lo que sí podría haber acertado, aunque sin proponérselo, es que el momento histórico actual permite una mayor apertura en el escenario político mundial.

En Europa, el estado de bienestar ha entrado en una crisis profunda de la que no saldrá sin erosionar los supuestos y muchos de los beneficios ganados a pulso por la gente y convertidos en política de estado por gobiernos de izquierda después de la Segunda Guerra Mundial. La crisis financiera actual amenaza el bienestar social de los hombres y mujeres comunes y corrientes y pone en cuestión la continuidad del retiro digno con generosa pensión a quienes trabajaron duro toda su vida. También hace peligrar la vigencia de un sistema de salud universal que aún con sus fallas supera por mucho el discriminatorio y desigual sistema estadounidense en el que los ricos cuentan con todos los servicios y millones de personas siguen careciendo de seguro médico para atender sus necesidades médicas más elementales.

Es cierto, y negarlo sería una ruindad, que una buena parte del estado de bienestar europeo fue posible porque Estados Unidos asumió el costo de su papel como garante de la seguridad militar del hemisferio occidental. Hoy, dadas las condiciones creadas por la crisis, el continente europeo entrará en una etapa de bajo crecimiento económico, con una tasa de nacimientos insuficiente para mantener a una población con mayores expectativas de longevidad y con un poder político severamente reducido...

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