FRONTERA INVISIBLE / El nuevo orden

AutorSergio Muñoz Bata

En este sentido, lo primero que habría que descartar son las confundidas visiones catastrofistas que con enorme prisa ya han empezado a publicarse en los medios sugiriendo que en el 2008 el capitalismo cavó su propia tumba de la misma manera que en 1989, la caída del muro de Berlín ejemplificó el derrumbe del socialismo.

El paralelismo es lógica y prácticamente insostenible. En el 89, la lucha de los pueblos de Europa reprimidos por un régimen soviético totalitario en lo político y fracasado en lo económico culminó porque el sistema no dio más.

La implosión del imperio soviético permitió, finalmente, la reivindicación de los heroicos empeños de los húngaros en 1956, de los checos en 1968 y de los polacos "solidarios" en los 80s.

Lo que sucedió en Estados Unidos en el 2008 fue una afrenta alentada por un puñado de ambiciosos usureros que aprovecharon el relajamiento de la disciplina que debería preservar la racionalidad del sistema económico, y explotando la incompetencia de autoridades públicas y privadas logró minar, de manera temporal, la imprescindible confianza que debe presidir el mercado libre.

Lo que pasó en los países del bloque soviético en el 89 fue que la gente común y corriente finalmente pudo optar por la libertad y la democracia y escogió un sistema económico que, aunque a tropezones, alienta la iniciativa individual, el espíritu empresarial y la creatividad, y pudo desbaratar el engaño del pretendido paraíso proletario.

Hoy, no existe una alternativa mejor que reformar el sistema capitalista para evitar sus abusos y sus excesos. Curiosamente, la urgencia de la transformación ordenada del sistema económico norteamericano sucede justo en el momento en el que los votantes estadounidenses recién optaron por elegir a un candidato presidencial que obstinadamente prometió cambiar al país.

La elección de Barack Obama a la Presidencia no sólo reveló el deseo de la mayoría de la población de un cambio de rumbo político radical, sino que evidenció la contundencia de la transformación cultural que el país ha experimentado y que es la que hoy le ha permitido recuperar el principio fundacional de la igualdad racial.

Por otro lado, los urgentes cambios en el escenario nacional que reclama la ciudadanía se dan en un momento en el que el poder de Estados Unidos, entendido como su capacidad de mando y como instrumento de control, también ha sufrido cambios sustanciales en su...

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