Frontera Invisible / Entre mitos y realidades

AutorSergio Muñoz Bata

Como ya es costumbre desde 1973, la crema y nata del conservadurismo estadounidense se reunió este fin de semana en Washington D.C. y, a regañadientes, escogió al ex gobernador de Massachussets Mitt Romney como el nuevo custodio de su causa.

Su brevísimo expediente político delata ambigüedades respecto al aborto o al status de las parejas homosexuales y conservadurismo radical asuntos sociales: su oposición al control de armas de fuego, su defensa de la pena de muerte y sus propuestas de sentencias más duras a los criminales; económicos: no aumentaría los impuestos, sostendría los recortes a los ricos aprobados por Bush y se opone al sistema de beneficencia a los pobres.

También se opone a que los hijos de migrantes que crecieron aquí reciban el descuento en la colegiatura que reciben los ciudadanos.

De los mil 705 votos que se emitieron en la conferencia, Romney obtuvo el 21% mientras que el ex alcalde Nueva York Rudolph W. Giuliani obtuvo el 17%. John McCain, el único candidato republicano que no asistió a la Conferencia, ganó el quinto lugar con el 12%, detrás de Sam Brownback, de Kansas y Newt Gingrich de Georgia.

La nota del evento, sin embargo, la dio Richard Viguerie, legendaria figura del movimiento conservador, al abogar por la creación de una tercera fuerza política, independiente del Partido Republicano, que represente los valores fundamentales de la ideología conservadora estadounidense y se abstenga, por el momento, de escoger a cualquiera de los candidatos actuales.

Para los conservadores "puros" como Viguerie el Partido Republicano ha traicionado los principios fundamentales de la causa hundiéndose en la inmoralidad y corrompiéndose en su afán de perpetuarse en el poder.

Peor aún, para los conservadores recalcitrantes la Casa Blanca y el liderazgo republicano en el Congreso han dado un intolerable viraje de a la izquierda que es incompatible con los principios que defendieron colosos de la causa conservadora como Barry Goldwater y Ronald Reagan: La desconfianza en el poder del estado; un patriotismo exuberante; la creencia en las instituciones y en las jerarquías; la añoranza del pasado y la convicción de que la libertad es infinitamente más importante que la igualdad y que los pobres son los únicos culpables de su pobreza.

En 1964, Goldwater fue uno de ocho senadores republicanos que votaron en contra de la Ley pro Derechos Civiles, que prohibía la discriminación por motivo de raza, color de la piel, religión, sexo u origen...

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