Frontera Invisible / El fantasma de la amnistía del 86

AutorSergio Muñoz Bata

Y cualquiera que sea el proyecto de reforma a la ley de inmigración que finalmente sea aprobado por el congreso y firmado por el Ejecutivo, lo que ha quedado claro es que para que se llegue a un acuerdo hay que convenir en tres elementos fundamentales.

Un inevitable reforzamiento de la seguridad fronteriza, que empezaría con la duplicación del número de agentes de la patrulla fronteriza y continuaría con la construcción de un número mayor de obstáculos en la frontera sur.

También se ha vuelto a plantear la necesidad de imponer sanciones a los patrones que den trabajo a indocumentados. La amenaza no es nueva lo novedoso sería que esta vez fuera puesta en vigor.

En la ley Simpson-Rodino de 1986 se incluyó una disposición semejante aunque más diluida por la presión del sector privado sobre la administración de Ronald Reagan. Lo que quedó, se usó pero sólo de manera esporádica y no surtió ningún efecto. Pocos patrones dejaron de contratar mano de obra barata y eficiente aunque fuera ilegal.

El tercer elemento es la legalización de los indocumentados. Y es aquí donde es urgente que el liderazgo latino demuestre su poder político para negociar el mejor acuerdo posible.

Es importante aclarar, sobre todo para beneficio de quienes no residen en Estados Unidos, que la legalización no puede plantearse sin proponer al mismo tiempo algún tipo de castigo a quienes cruzaron ilegalmente la frontera.

Lo que está en juego es la preservación del estado de derecho y por más vueltas que se le quieran dar al asunto, simplemente no hay forma de recompensar a quien violó la ley, por la razón que sea, otorgándole un status legal a cambio de nada. Y menos cuando una legalización inmediata e incondicional implicaría rebasar a la fila de personas que optaron por solicitar una visa de trabajo es tan larga que toma muchos años lograrla.

De los tres temas, sin duda, el tema central del debate este año es qué hacer con los indocumentados y cómo. Convertida en anatema, la palabra amnistía es usada por el extremo más conservador del debate para satanizar a quienes sostienen que si se cumplen ciertos requisitos es más factible legalizar a millones de personas que deportarlas.

Ahora, como bien ha señalado el director ejecutivo del National Immigration Forum, Frank Sharry, "lo que importa son los detalles de la política migratoria y esos, todavía no los conocemos."

Lo que sí sabemos es que si el congreso y el Ejecutivo logran llegar a un compromiso político y la ley plantea...

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