FRONTERA INVISIBLE / Enajenados

AutorSergio Muñoz Bata

En Estados Unidos, el apoyo a candidatos republicanos que prometen recortar el gasto del gobierno aumenta en los estados donde el gobierno gasta más de lo que recauda.

Si tuviera que escoger un caso que ejemplifique a la perfección la visión del mundo que tienen los actuales aspirantes a la candidatura presidencial republicana en Estados Unidos y sus partidarios, me quedaría con las declaraciones que hizo Mitt Romney durante una entrevista reciente con la periodista Soledad O'Brien en CNN y con las reverberaciones que éstas han provocado por todo el país.

"Los pobres no me preocupan", dijo Romney, "la red de seguridad (que les protege) está puesta y si hay que repararla, yo la arreglaré". Aprovechando la oportunidad que le brindaba Soledad para pintarse como el paladín de la clase media, Romney agregó, "los que me preocupan son ese 90-95 por ciento de estadounidenses que ahora están sufriendo. (...) La clase media, los jubilados que viven de la pensión que mensualmente reciben del seguro social, los que no pueden encontrar trabajos. No lo pobres que reciben cuidado médico con Medicaid, que cuentan con ayudas para la vivienda y con estampillas para comida". Es decir, para Romney ese 4 por ciento de la población que gana menos de 5 mil dólares anuales no la está pasando tan mal.

Pero Romney, aclaro, no es el único que predica este tipo de dogmas. Ya el inefable Newt Gingrich había dicho: "Si la NAACP (una organización defensora de los derechos civiles de los afroamericanos) me invita, iré a su convención y les diré por qué la comunidad afroamericana debe exigir un salario y no quedarse satisfecha con estampillas de comida". Es decir, a la despreocupación por la pobreza, Newt le agregaba el prejuicio racial.

Siguiendo la misma línea, Rick Santorum no se quedó atrás y repitió el estribillo: "Yo no quiero mejorar el estándar de vida de los negros dándoles el dinero de otros. Lo que quiero es darles la oportunidad de ganarse el dinero (trabajando)". Es decir, para Santorum los afroamericanos no sólo son vividores sino flojos.

Pero el peor de todos, sin duda, fue Ron Paul quien refiriéndose a los disturbios de 1992 en Los Ángeles, escribió: "el orden se restableció en la ciudad cuando llegó la hora de que los negros fueran a recoger sus cheques cortesía del estado de bienestar (welfare) tres días después de que el saqueo comenzara".

Lo más lamentable del caso, sin embargo, es que desde Ronald Reagan hasta el surgimiento del Tea Party, el partido...

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