Frontera Invisible / El doble lenguaje

AutorSergio Muñoz Bata

Comparada con el anunciado "castigo" a Francia, la "factura" que Estados Unidos podría pasarle a Chile por no apoyar la guerra en Iraq en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas es minúscula. Hacerlo es una vergüenza injustificable.

Con un Producto Interno Bruto (PIB) anual de 153 mil millones de dólares, Chile no es Francia (PIB 1.54 trillones de dólares) y, en este sentido, la prolongada dilación de la firma del Tratado de Libre Comercio entre Estados Unidos (PIB 10.082 trillones de dólares) y el país sudamericano, frecuentemente señalado como el ejemplo a seguir en materia económica, es un acto abusivo entre otras razones por la asimetría entre ambos países.

En público, el discurso oficial estadounidense es medianamente recatado. El Presidente George W. Bush, el Secretario de Estado Colin Powell, y el Representante de la oficina de comercio exterior,Robert Zoellick hablan de "desencanto" (disappointment) con aquellos países (Chile, México, Alemania, Francia, Rusia) que no entendieron la urgencia del llamado estadounidense a desarmar a Saddam Hussein.

En privado, el desencanto de los asistentes de los jefes se vuelve venganza y el lenguaje se hace áspero. "Llegó la hora de pasarles la factura", me dice uno. "Tenemos que enseñarles a que lean la misma página que nosotros", me dice otro.

"No hay de qué preocuparse", me dicen algunos amigos chilenos. "La fecha de la firma nunca se ha fijado con certeza". Otro me dice: "Las decisiones se toman en el primer nivel". Sin duda, pero lo usual en la política es que los funcionarios de primer nivel guarden las apariencias mientras sus asistentes dan la pelea. El patrón es obvio. De mis entrevistas con 5 ex Presidentes mexicanos lo que saqué en claro es que cuando les pregunté sobre las presiones ejercidas por Estados Unidos, los cinco me dijeron que sus relaciones con sus homólogos estadounidenses fueron siempre tersas. También me dijeron que los oficiales de segundo nivel, Ministros, "staffers", asistentes, fueron siempre menos corteses con sus contrapartes. Los asistentes de los Presidentes mexicanos fueron siempre muy explícitos al hablar conmigo de las presiones que experimentaban.

Con un ejemplo basta: al referirse a Mickey Kantor, el negociador de comercio exterior de Bill Clinton, un Ministro mexicano lo describió como "un rompebrazos." Las negociaciones del Tratado de Libre Comercio entre Estados Unidos y Chile...

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