FRONTERA INVISIBLE / Las debilidades de Obama

AutorSergio Muñoz Bata

Obama está en lo correcto al asumir que aunque Clinton logre buenos resultados en las primarias restantes, los números están en su contra. Obama tiene ya más delegados, más superdelegados, más primarias ganadas y muy posiblemente más voto popular aún cuando Clinton lograra que se contaran los votos de Florida y Michigan.

El llamado a la unidad, loable en más de un sentido, en este contexto resulta lamentable porque en realidad, lo que Obama y sus estrategas están haciendo es pedirle a Hillary que termine gentilmente la contienda y deje de exponer las debilidades de quien será el candidato de todos los demócratas.

¿Acaso pensará el equipo de Obama que McCain y los apparatchik dentro del Partido Republicano se tentarán el corazón cuando verdaderamente empiece la batalla por la Casa Blanca? Las llamadas "campañas sucias", aquellas en las que un candidato logra desprestigiar a su oponente explotando sus debilidades o insinuándolas dolosamente han sido una tradición practicada por ambos partidos en este país por lo menos desde la elección presidencial de 1844.

Pocos, sin embargo, han logrado el perfeccionamiento de operadores políticos republicanos como Lee Atwater, quien en 1988 destruyó la candidatura del demócrata Michael Dukakis induciendo el miedo hacia los hombres negros en la mente de los votantes blancos.

El problema de Obama no es Hillary. Lo que complica su electabilidad son sus flancos débiles, tantos que para cuando empiece la campaña de los republicanos en su contra, lo más seguro es que Obama termine extrañando la gentileza de Hillary.

Empecemos por lo evidente. La clara falta de conexión entre Obama y los votantes blancos de la clase trabajadora no es una invención de Clinton. Es real.

Obama no se parece a Harry Truman ni a Ronald Reagan ni a George W. Bush ni a Bill o, inclusive, a Hillary Clinton y no nada más por el color de su piel. Tampoco ha podido conectarse con las mujeres adultas, ni con los votantes hispanos, judíos y católicos.

Por más esfuerzos que ha hecho para presentarse como un ciudadano común y corriente, tomándose una foto con una cerveza Budwiser mientras intenta, con poco éxito, jugar al boliche, todo el mundo sabe Obama prefiere el vino blanco, la ensalada de arúgula y el latte de Starbucks.

Otro factor que daña enormemente su candidatura es su asombrosa falta de combatividad. Si frente a los ataques de Hillary Clinton...

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