Cuando el frío cala más

AutorUriel Vélez

FOTOS: ALBERTO HERNÁNDEZ

El aire frío pega con fuerza en Nueva Conquista, un predio irregular situado en el norponiente de Monterrey, en donde habitan 188 familias desde hace dos años.

Ahí está el tejabán de Ignacio y Amada, un matrimonio que vive con dos hijos adolescentes y uno de 8 años.

Es viernes por la noche y la temperatura desciende hasta los 6 grados.

Adentro de su casa hace tanto frío como afuera. Por entre las rendijas se mete el aire, y al hablar se observa el vaho que sale de la boca, e incluso en el interior hay que usar chamarra y gorro.

Las paredes de la vivienda son láminas de fibra de vidrio amarradas con alambre recocido y reforzadas con tarimas. Sostenido por barrotes de madera, el techo es de láminas galvanizadas cubiertas con lonas para evitar las goteras cuando llueve.

Durante la semana azotó un frente frío y la familia se prepara para pasar otra noche de invierno, la temporada que más sufren.

Antes de las 10 de la noche, Ignacio, el padre de familia, se alista para dormir en las dos camas que juntó para que sus tres hijos duerman acurrucados, tapados sólo con dos cobijas y con varios suéteres empalmados.

Sólo así se puede generar un poco de calor y dormir sin tanto frío.

Afuera se queda Amada, quien recolecta madera para prender lumbre mientras platica con su prima Martha y su esposo Erik, vecinos del mismo asentamiento.

Amada dice que no le gusta encender fuego adentro de la casa porque tiene miedo de un incendio o de intoxicarse.

"La necesidad nos hace darnos habilidades para salir adelante", cuenta mientras aviva el fuego, "pero no me gusta vivir en estas condiciones, más que nada por mis tres hijos.

"Mantengo un poco caliente la casa preparando calditos, café, avena o pongo frijoles a cocer para que se haga vaporcito, pero cuando se apaga la estufa se acaba el calor y pasamos mucho frío.

"Por más que te eches cobijas y que nos juntemos todos sí es difícil, porque hace mucho frío, no es fácil, es incómodo dormir todos apretados".

Cuenta que su esposo llegó de Ciudad Mante, Tamaulipas, cuando era niño. Ella nació aquí en Monterrey y desde pequeña vivió en Fomerrey 35, en el...

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