FRICASÉ / Santa Bronco

AutorEl Abogado del Pueblo

No lo sabíamos, pero al parecer uno de los deberes constitucionales del Gobernador es el de informar a los niños exactamente quién es Santa Clos ("¡El papá de ustedes es Santa Clos!", les dijo el Ing. Jaime Heliodoro Rodríguez Calderón).

Seguramente fue por eso que el martes unos manifestantes casi le tumban las puertas del Palacio: era un grupo nutrido de papás enardecidos porque gracias al Gobernador ya no tendrían que ser ellos los que informaran a sus hijos de tal "novedad".

(Por eso o quizás tal vez porque no ha cumplido ninguna de sus promesa de campaña).

Cumplida ya esta "responsabilidad" gubernatorial, se perdió por completo la "sorpresa" y a muchos pequeñines se les vino abajo una ilusión tan antigua como universal.

¡Gracias, Santa Bronco!

Esta sorpresiva revelación espontánea y villamelona por parte del Gobernador obviamente no tomaba en cuenta que algún día tendríamos servidores públicos tan tan comprometidos con su responsabilidad que HASTA ESA labor informativa estarían dispuestos a cubrir, relevando a los padres del lugar y el momento adecuados para tatemar ésta, una de las primeras ilusiones de la niñez.

Ojalá, dicen muchos, que el Señor Gobernador Don Jaime Heliodoro Rodríguez Calderón le aplicara igual empeño a investigar la "LIMPIA" de expedientes en "su" Procuraduría, en la que los delitos se borran simplemente a base de desaparecer, alterar o dar por concluidos falsamente los expedientes.

¡Muerto el perro se acabó la rabia!

Ese contraste viven los ciudadanos, entre su realidad (violencia cotidiana) y los números fantasiosos que muestra el Procurador (recientemente en Power Point y toda la cosa al grupo empresarial conocido como "de los Diez").

Si el Señor Gobernador mostrara tanto empeño en DISIPAR ESTAS MENTIRAS, como la que desplegó en aclarar quién es Santa Clos, igual otro gallo nos cantara en materia de seguridad.

Como que en la política, igual que en la vida real, de vez en cuando hay que tocar el piso; como que hay que comulgar con la realidad que viven los ciudadanos y no la que le susurran al oído los subalternos zalameros del servidor público.

Mismos que, a decir verdad, han salido más malos que buenos, salvo la excepción del Señor Tesorero Carlos Garza, de Roberto Russildi y en ocasiones -cuando se mete o lo dejan meterse- el callado de...

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