FRICASÉ / El 'Golden Boy'

AutorEl Abogado del Pueblo

El boxeador mexicano-estadounidense Óscar de la Hoya era conocido como el "Golden Boy" (el Chico Dorado) por ser joven, bien parecido y una figura del boxeo.

Como De la Hoya ya perdió su lustro ante los "jabs" de Mayweather y los ganchos al hígado que le metiera -vía demanda- una teibolera, la afición requiere un suplente para el mote.

¿Quién mejor que el chico dorado del Presidente Calderón, Juan Camilo Mouriño, nacido en Madrid de padre español y madre mexicana, como candidato a heredar el título?

Antes de ser vicepresidente -bueno, jefe de la Oficina de la Presidencia-, ¿saben ustedes qué era el Lic. Mouriño?

¡Niño!

A los 36 años es uno de los Secretarios de Gobernación mas jóvenes de la historia.

En sí, la juventud no es defecto, pero no deja de ser notable la lozanía con la que llega este político panista de todas las confianzas del Presidente Calderón a la cumbre del poder.

Un punto a favor que tiene Mouriño, aparte de su juventud tan valorada hoy día por los electores, es la cercanía y confianza con el Presidente.

En su contra apunten ustedes que, de acuerdo a los cambios que se le hicieron a nuestra Constitución en el 94 y 97, Mouriño ES PRESIDENCIABLE, pese al hecho de haber nacido en España y de ser español su padre.

Esto obra en detrimento de su desempeño, porque le estorba al negociar trayendo atrás el espectro de la Presidencia, como lo tuvo uno de sus antecesores, Santiago Creel Miranda, cuya gestión fue estropeada por sus aspiraciones presidenciales.

No sabemos aún si será así el caso de Mouriño, pues otras de las ventajas que trae al cargo y que pudieran contrapesar su falta de experiencia en esta complicada cartera -de la cual depende la Seguridad Nacional- es que, a decir de quienes lo conocen, el ahora Secretario es muy inteligente y tiene carácter.

También debe decirse que poseer carácter puede ser un perjuicio si a esta característica no lo acompañan el TEMPLE y el aguante que los años en el golpeteo político otorgan a quienes se acostumbran a las presiones que van con cargos tan importantes, así como medir sus acciones y reacciones.

Tener carácter no debe implicar entrar a todos los temas con los blanquillos por delante, ya que ello conlleva la certeza de que acabarán hechos omelet (tortilla, en España).

Una característica vital de los buenos políticos, de los políticos exitosos, es saber cuándo hay que echarle los restos a los asuntos y cuándo negociar, o darle para atrás.

Los políticos que no tienen en su caja de...

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