FRICASÉ / Diagnóstico clínico

AutorEl Abogado del Pueblo

Cuando afirmamos que el precandidato presidencial republicano a la Presidencia norteamericana Donald J. Trump es un imbécil, no estamos profiriendo un insulto, sino que meramente externamos un diagnóstico clínico.

Hasta el Presidente saliente norteamericano, Barack Obama, se vio forzado ayer en una conferencia de prensa en la Casa Blanca a explicarle al pueblo norteamericano que lo que Trump propone son "ideas a medio cocinar" que no han sido pensadas bien ni analizadas sus consecuencias.

En pocas palabras, que lo que dice son puras tonterías.

Y que el mundo, otros líderes globales, "no esperan eso del Presidente de Estados Unidos", pues se muestran sorprendidos con lo que pasa al norte del Bravo en el escenario político.

Esta intervención de Obama viene después de que el "Pato Donald" (perdón, no lo podemos tomar en serio y llamarle "el Señor Trump") saliera con la soberana pentontada de que obligaría a México a pagar su famoso muro fronterizo cortando el envío de remesas de Estados Unidos a México.

Dinero que, como ustedes saben, nuestros compatriotas se han ganado con el sudor de su frente para mantener a sus familias en México.

Con todo sarcasmo, pero sin perder la calma, el Presidente Obama respondió a esta propuesta descabellada con la sana ironía de un "buena suerte con eso" al mencionar sólo uno de los problemas inmediatos: ¿cómo vigilar, supervisar o auditar a Western Union y otros prestadores de este servicio de transferencia de dinero transfronterizo?

Ahora bien, todos en México hemos leído o escuchado las babosadas que profiere este fanfarrón, que luce cómico, habla cómico, actúa cómico, se peina como meretriz del siglo pasado, se pinta color naranja y por todos sus poros exhibe todas sus fobias: xenofobia, chovinismo, sexismo, ignorancia, incultura, soberbia, falta de urbanidad y de respeto a los demás, a la verdad y a las opiniones diferentes a las de él.

Anoche en Wisconsin sufrió una sonada PALIZA, la cual resulta merecida ante la sarta de estupideces que escupe orgulloso, como si la imprudencia y la insensatez fuesen una virtud, tal como cuando habló del aborto y que había que castigar a las mujeres que lo practican, ello para luego meter reversa, contradecirse y luego volver a meter la pata.

El que este hocicón tenga...

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