FRICASÉ / El Abogado del Pueblo / Expira y se revisa

Es algo que no se dice, mas sin embargo es un hecho: el Tratado comercial que firmó México con Estados Unidos y Canadá tiene fecha de EXPIRACIÓN y también de REVISIÓN.

Su vigencia es sólo por 16 años (al que remplaza, el TLC, lleva 25 años) y cada SEIS años tendrá que ser revisado.

De arranque, el que un Tratado de esta naturaleza tenga fecha de expiración nos parece una mala idea: la "raison d'être" de un acuerdo de esta magnitud es, precisamente, brindar CERTEZA a la inversión para que pueda imprimírsele dinamismo al sector productivo de los firmantes, generando un vigoroso y saludable intercambio comercial entre ellos en beneficio de sus consumidores.

Pero si se van a estar alterando -o por lo menos existe la posibilidad de que se alteren- cada cierto periodo las reglas del intercambio, ello derrota el propósito del acuerdo, pues no brinda la CERTEZA requerida.

Por ejemplo, el sector AUTOMOTRIZ, que es dentro del acuerdo uno de los más grandes e importantes: éste es un sector cuya planeación a futuro requiere de mucho avance y de grandes inyecciones de CAPITAL.

Esto sólo se da si existe una estabilidad absoluta en TODOS los factores que inciden en el proceso productivo, incluyendo mano de obra.

Imaginen ustedes aventarse a una megainversión hoy, para que cuando quede acabada esté sujeta a diferentes condiciones de intercambio.

¿Ustedes se aventarían?

Plenamente conscientes estamos de la existencia de la ley del PEOR ES NADA, es decir, el que en las condiciones paupérrimas -económicamente hablando- en las que se encuentra actualmente México, un mal acuerdo es mejor que NINGUNO.

Sin embargo, no estamos aquí para conformarnos, sino para señalar cuáles son -y por dónde vienen- las acechanzas que por el sendero económico nos toparemos a partir del 2020 que ya tenemos encima.

Por lo pronto, además de señalar que nadie nos advirtió que este producto que estamos "comprando" los mexicanos, el "T-MEC", venía con fecha de CADUCIDAD, habrá que indicar que AÚN NO CONOCEMOS SU LETRA CHIQUITA, pues al cinco para las doce se le hicieron cambios (o más bien, los negociadores gubernamentales los aceptaron), de los cuales no estuvo enterado el sector privado mexicano, mucho menos tuvo la oportunidad de externar su acuerdo o desacuerdo.

Y si ni los del "cuarto de junto" ni las Cámaras representativas estuvieron enterados, mucho menos la opinión pública nacional.

Cuando los señores miembros del Politburó se dignen a...

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