FRICASÉ / Ortodoxia económica

AutorEl Abogado del Pueblo

Hemos visto muchos argumentos ad hominem atacando al Gobernador del Banco de México, Agustín Carstens, por oponerse a la fijación de un salario mínimo arbitrariamente elevado, pero muy escasos razonamientos económicos que lo contradigan.

Ojo, nadie se opone a que los trabajadores mexicanos ganen más dinero: al contrario, es altamente deseable, puesto que ello incrementaría la demanda de bienes y servicios, lo cual impulsa el crecimiento económico.

Mas para hablar productivamente de este tema es necesario hacer a un lado las pasiones y atender a las leyes de la economía, probadas y comprobadas; en este caso específico al cual nos referimos debe aplicarse la ley de la oferta y la demanda.

En un sistema abierto, capitalista, como el que tenemos, el salario "mínimo" lo fijan el mercado y el trabajador mismo: el mercado fija las condiciones y el trabajador decide si las acepta o no.

Si hay mucha oferta de mano de obra y poca demanda por ella, los salarios serán bajos; por el contrario, si hay una gran demanda de mano de obra, el SALARIO subirá.

Fijar por decreto una ficticia percepción mínima ha sido demostrado por la historia ser una medida demagógica y contraproducente.

Cuando se violan las leyes de los mercados y se introducen factores artificiales a la economía no sólo se distorsiona ésta, sino que usualmente la consecuencia es que el efecto logrado es exactamente el OPUESTO al pretendido.

Si a usted, amigo empresario, lo obligan a pagar a sus asalariados un sueldo por decreto que NO ES SOSTENIBLE por las condiciones de mercado vigentes, lo que sucederá es que despedirá trabajadores para reducir costos y no trasladar éstos al producto, pues ello conduciría a la pérdida de competitividad y, en consecuencia, de mercado.

El camino más seguro que conduce a incrementar y mejorar las percepciones de los asalariados es el mismo que lleva a la creación de MÁS empleos: creando las condiciones propicias para la tarea emprendedora, eliminando en ella todos los escollos posibles y allanando el camino hacia la productividad y la eficiencia.

Fijar costos artificiales, como lo pretende el Gobierno del Distrito Federal, es anatema a la ortodoxia económica, es caer en actos demagógicos que acaban produciendo resultados PEORES que los que se pretende combatir.

Si no nos quieren creer, échenle por favor un ojo a lo que sucede hoy, hoy, hoy, en Venezuela, Cuba y...

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