Frena política su restauración

AutorDaniel de la Fuente

Para Fernando Leal y su equipo las cosas no han sido fáciles. Desde 1993, cuando entró como Jefe de la Unidad Regional de Culturas Populares en Nuevo León y a la dirección del Museo de Culturas Populares que se encuentra en la Casa del Campesino, una u otra cosa, sobre todo de índole política, ha evitado la tan ansiada restauración de uno de los edificios coloniales más atractivos de la ciudad, original de 1764.

Tan difícil ha sido la situación, que desde la entrada del Gobierno de Fernando Canales no se recibe apoyo estatal, debido a que la Casa ha sido etiquetada como fracción priísta, ya que es la sede estatal de la Confederación Nacional Campesina.

El Gobierno estatal panista clausuró en 1997 los subsidios de luz, agua y gas, así como el de elementos de seguridad.

"Nosotros hablamos para explicar que el museo era independiente de asuntos políticos, pero no recibimos apoyo", dice Leal.

Su directivo sobrelleva los gastos mínimos de la casa y el museo con la "cantidad irrisoria" de su presupuesto de origen federal: 100 mil pesos anuales, mientras que el monto para sus actividades de cultura popular tan sólo alcanza el doble de estos recursos.

Lo peor de todo es que, como no hay dinero para el mantenimiento del edificio, éste desde hace tiempo se está cayendo literalmente a pedazos, como lo pudo el constatar EL NORTE tras un recorrido presidido por el propio Leal.

'Se cae a pedazos'.

La esquina sur de la Casa del Campesino se encuentra sin techo. Corren el riesgo el resto de la estructura en su parte superior, así como sus paredes. Si se trata de reparar un lado, dice Leal, se afecta el otro. Un problema que requiere materiales especiales, manos profesionistas y recursos suficientes.

"No es una cuestión de echar cemento y varilla. La casa se está cayendo a pedazos y lo que más nos duele es a quienes vemos diariamente sus achaques y reumas. Es terrible", dice.

Antes de las elecciones presidenciales, Leal presentó un proyecto de restauración de la hectárea que mide el espacio, en el que recordaba la figura del inmueble como monumento nacional y patrimonio de la arquitectura colonial del noreste de México.

"Lo planteamos como centro de tradiciones regionales, con una restauración total, así como la recuperación de la Secundaria No. 4, que una vez perteneció a la casa. El proyecto, autosuficiente en un plazo de tres años, era disponer de hornos para las artesanías, máquinas de coser y otros instrumentos para poner en marcha los talleres"...

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