Francisco Javier González / Distintos tamaños

AutorFrancisco Javier González

Si en el beisbol el partido ideal para los fanáticos es el duelo de pitcheo con pocas carreras y estrecho margen de maniobra, en el futbol pasa lo contrario.

Sabiendo que cuantos más goles caigan en un partido mayor es el número de errores cometidos, podríamos retar al más exigente aficionado a calificar el partido entre Puebla y América, en el que la fragilidad insultante de ambas defensivas permitió apreciar cinco tantos y presenciar por lo menos cinco jugadas más en que los arqueros -Ochoa a la cabeza- lucieron sus mejores virtudes.

Lo atractivo del duelo con tribuna llena no responde sin embargo varias preguntas americanistas. Actuando con cinco defensas para permitir a Rojas y Castillo soltar amarras, cada vez que era acosado por las bandas, el peligro era inminente. A balón parado o en jugada con movimiento, las Águilas tienen serios problemas de solvencia. Ochoa, que mientras no tenga que salir demasiado a resolver juego aéreo es el mejor atajador de México, se resarció de los malos sabores de boca adquiridos en San Pedro Sula para convertirse en el héroe.

Puebla, cuya fe indomable le premió con un primer tiempo prometedor, perdió la concentración en un par de jugadas que le hicieron ver el marcador desde...

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