Francisco Moreno Sánchez / Descifrando a Ómicron

AutorFrancisco Moreno Sánchez

Uno de mis libros favoritos en mi juventud fue Cazadores de Microbios de Paul de Kruif, en él se narran las dificultades que se presentaban para poder determinar el agente culpable de algunas enfermedades infecciosas y el problema para definir la gravedad y el pronóstico de las personas que resultaban afectadas. Algunas infecciones se comportaban muy diferente de un individuo a otro, al analizar los casos encontraron que la evolución de la infección no solo dependía del microorganismo; el huésped, es decir el enfermo, y el medio ambiente eran tan importantes como el propio agresor.

Bajo esa premisa hay que analizar a la variante Ómicron del SARS-COV-2, el virus que fue identificado el 23 de noviembre del 2021 en una provincia llamada Gauteng en Sudáfrica y que ha provocado este nuevo tsunami de nuevos casos en todo el mundo, incluyendo México.

Esto se explica al conocer la estructura del virus, el cual presenta más de 50 mutaciones con respecto a la forma original del nuevo coronavirus de Wuhan, China. En otras palabras, el virus ha cambiado tanto, que no es reconocido por el sistema de defensas de quienes ya tuvieron la infección en el pasado, lo que se conoce como reinfección. El virus se ha modificado como parte de la evolución de todo ser vivo que intenta vencer a las barreras que interpone el huésped a quien intenta invadir.

El cambio de estructura también le ha permitido adherirse más rápido a la mucosa respiratoria y entrar con mayor velocidad a no solo un receptor de la vía respiratoria como lo hacían las variantes anteriores al unirse al receptor ECA. Ómicron puede entrar a través de un receptor localizado en la parte alta del tracto respiratorio llamado TMPRSS2, lo cual provoca un cuadro más similar a un problema catarral, pero con una capacidad de contagio tan alta que es ya considerado el virus más contagioso que existe.

La menor agresividad de Ómicron no solo es ya una teoría, esto se ha demostrado en un modelo animal de roedores los cuales tuvieron menos daño al ser infectados con la variante Ómicron comparados con los que fueron inoculados con la variante Delta.

Esto nos podría llevar a asumir que la nueva variante produciría solo cuadros catarrales, pero esta conclusión sólo toma en cuenta al virus y se olvida de las características del huésped y los factores ambientales.

El huésped, en este caso, los seres humanos que habitamos el planeta, no somos iguales y nuestras diferencias pueden afectar en gran...

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