Francisco Javier González / Por eso la rabia

AutorFrancisco Javier González

Habrá quien piense que Carlos Vela tapó la boca a la humanidad futbolera con los dos goles que le hizo a Holanda.

Que tenía razón, que si puede ser el salvador porque quien mete goles es quien saca adelante los esfuerzos de todo su equipo. Que fue una lástima que en su momento lo castigaran por una indisciplina igual que a otros.

La conveniencia del momento produce amnesia. La vida es pragmática, depende de los resultados que lo justifiquen todo aunque sean momentáneos. A menos que entren a escena los valores.

El regreso de Vela a la Selección es venturoso. Hace dos goles, México le gana a Holanda como visitante y marcando tres tantos, lo que es casi inédito en visitas del tri a Europa.

Carlos le aportó al Tri algo que ha buscado con más afán que el perol lleno de oro al final del arcoiris: la contundencia.

Lo podemos llamar eficacia. La proporción de goles anotados respecto a las llegadas a la portería rival nos da ese índice. Cuanto menos desperdicio de oportunidades exista, mayor será la eficacia. Por alguna razón técnica, física o cósmica, México necesita el triple de llegada que las grandes potencias para meter un gol. Como tiene pocos jugadores con capacidad de desborde, también le cuesta tres o cuatro veces más que a los demás fraguar arribos claros. Todo eso es un problema. Carlos Vela se despachó con dos goles, cambiando la tendencia histórica.

De un futbolista hay que esperar siempre más la acción que el verbo. Es decir, que se exprese en el campo y no tanto en la palabra. Su hábitat es el césped y no los atriles de los grandes foros.

Pero de Vela hubiéramos querido que hablara de los motivos que le llevaron casi 4 años al autoexilio de la...

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