Francisco Javier González / Y el deporte encontró la humildad

AutorFrancisco Javier González

Competitivo como es, se revuelve.

Ante las crisis, con el marcador en contra y cualquier forma de ver la vida opuesta a su naturaleza, el deporte es orgulloso.

Habita en un mundo distinto al de los terrícolas normales pese a que se encarga de divertirlos. Pero las cantidades que maneja son diferentes, las casas que pertenecen a sus astros son inaccesibles incluso para nuestra imaginación. Ocupan un lugar preponderante para la sociedad porque goza con ellos, apuesta con ellos y conversa sobre ellos en todo lugar y a toda hora.

El deporte trató de mantener las fechas de los compromisos que tenía anotados en su agenda.

El más reacio a guardar compostura frente a la crisis, pese a que representa más que nadie a la Humanidad entera, fue el Comité Olímpico Internacional que en plena crisis sanitaria mundial, hace unos días, ratificó que Tokio 2020 se celebraría a toda costa.

La natación de Estados Unidos y el Comité Olímpico de Canadá mandaron el mensaje que de tan simple que es, parece aberrante que nadie mas haya emitido antes: no participarían aun si los Juegos pueden celebrarse en las fechas pactadas.

La cascada de anuncios similares se sucederá porque lo primero y único que nos preocupa como individuos, familia, comunidad, pueblo y país, es nuestra salud. Esa bendición que es el punto de partida para todo lo demás.

En México, toda manifestación deportiva se ha suspendido ya, y día a día se plantean escenarios para reponer en lo posible el daño económico y moral que afecta por igual a entidades involucradas, empresas de cualquier tipo y la existencia de millones de personas que...

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