Forjadora de talentos

AutorErika P. Bucio

Las carreras de muchos mexicanos en prestigiosas compañías como The Joffrey Ballet, Stuttgart Ballet, English National Ballet o American Ballet Theatre tienen a una mujer en común: Martha Sahagún Morales. La maestra de ballet veracruzana, de 65 años, logró que Córdoba sea la sede de una de las semifinales regionales del certamen Youth American Grand Prix (YAGP), el mayor trampolín internacional para estudiantes de danza desde 1999. Para asistir al Youth Grand Prix México (YGP México), los directores de las mejores escuelas viajan a esa ciudad de apenas 200 mil habitantes, donde Sahagún Morales -madre de tres a los 25 años-, fundó la academia Fomento Artístico Cordobés a su regreso de Estados Unidos. Cursaba cuarto año de primaria en el Instituto de la Vera Cruz, de monjas, cuando contrataron al maestro Luis Mauricio Caracas, de Orizaba, y se fascinó con el ballet. Si bien no llegó a bailar como profesional, jamás abandonó su formación, ni siquiera cuando se mudó a Baton Rouge, Luisiana, recién casada, a los 19 años, allá tomó clases con una compañía local. "Regresé (a Córdoba) y dije: '¿qué voy a hacer? Voy a matar a alguien en este pueblo (...) Tengo que hacer algo'", cuenta vía telefónica, en una de sus tantas mañanas ajetreadas al mando de un equipo pequeño de cinco maestros. Al establecer la academia hace 40 años, ni siquiera había un teatro apropiado para la danza en la ciudad. De eso también se ocupó más tarde, con el rescate y remodelación de teatros con la colaboración entre el Gobierno estatal y un patronato, que ya no existe. Con el apoyo de una maestra cubana, lanzaron en 2006 un programa profesional para varones que replica el modelo de la isla. Optaron por los varones porque al ser menos, tenían más oportunidades. Pasaron por la audición mil 500 niños de escuelas públicas, seleccionaron a 80 y la mitad llegó a la academia. Pero había que buscar dinero para becarlos, al ser niños de escasos recursos, y también vencer los prejuicios de algunos padres. "Los papás decían: '¡¿Cómo que ballet si eso es para niñas?! No, imposible'. Y ya después los invitamos a que vieran, empezamos a hacer funciones con los niños y ya se convencieron y ahora llegan solitos los primos, los hermanos. Luego empezamos a admitir a las niñas", relata Sahagún Morales. De ese programa surgió, por ejemplo, Aarón Márquez, quien ahora está en la escuela del American Ballet Theatre. A raíz de participar...

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