Hasta el fondo / La última y nos vamos

Antes, a principios del Siglo 20, quien abría una cantina en al Ciudad tenía que tramitar permiso de alcohol, pues toda las bebidas eran rebajadas directamente del acholo. Según me contó don José Cortés, dueño del Real Mascusia (Calle 54, barrio San Juan Bosco), en las cantinas de antaño se vendía canelas y chorreados, el primero era un té de canela con alcohol, mientras que el otro llevaba canela, alcohol, azúcar y rompope. El alcohol se rebajaba con agua, se empleaba un termómetro para quitarle grados y dejarlo bien ponedor hasta en 38 grados.

Ya con el tiempo se sofisticó el paladar y se crearon bebidas dulzonas y frescas servidas en chavela como las sangrías y las yerbabuenas, que según don Cortés las inventó su papá, don Francisco Cortés. Lo cierto es que muchos lugares se adjudican esa creación que sí es muy tapatía y muy clásica de las típicas cantinas.

Antes la botana era más frutal, como el cocuixtle, de sabor agridulce y de color rojo; la...

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