Hasta el fondo / Y nos cagaron

"Cada vez que pienso en ti / en esta época del año / siempre tengo que admitir / cuánto te extraño".

Íbamos a cante y cante en el auto, veníamos de una posada, eramos como cinco cabrones y todos bien pedos, menos el conductor designado, quien solamente se había tomado una cerveza, ¡¡una!!, durante toda la pachanga, por eso no nos amedrentamos cuando llegamos a uno de esos operativos repleto de chulas "Toritas", quienes aplican multas grandototas muy difíciles de pagar.

"Y ahora para aumentar / esta desdicha completa / hoy recibí tu tarjeta / ¡¡ay!! cuánto me ha hecho llorar".

Nada, que nos cargó el payaso... o mejor dicho, nos metieron todita la ley como debe ser y sin reparo, eso que ni qué, pues el "conductor designado" estaba en el límite 0.40 grados de alcohol -eso decía la medición, pues- y para acabarla de amolar el wey se puso arisco y gritón, así que se lo llevaron. Nos bajaron a todos y el auto lo treparon en la grúa.

Realmente no había...

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