'El folclor nos acerca'

AutorErika P. Bucio

René Villanueva fue a dar a Lecumberri en el 68. Vivía en Tlatelolco, era el más combativo de Los Folkloristas y el único fichado por Gobernación. Aunque todos comulgaban con las ideas de centro-izquierda, unos eran más radicales que otros.

"El folclor te acerca a ver la injusticia, la marginación, asegura José Ávila, uno de los fundadores del grupo en 1966, al calor de los movimientos sociales y de las dictaduras en América Latina.

En un muro de su cuartel, en San Diego Churubusco, cuelga un viejo cartel con un monito de Rius anunciando su concierto en el Auditorio Nacional en solidaridad con el PMT (Partido Mexicano de los Trabajadores) de Heberto Castillo. También estuvieron cerca del Partido Comunista y del PSUM, el Socialista Unificado de México.

Ahora, ataja Ávila, no hay ninguna manifestación de amor con ninguna fuerza de izquierda.

"Tocar la música folclórica te crea una conciencia... ¿Quiénes son? Las comunidades indígenas, la gente más marginada y discriminada. Vas, tomas y aprecias su tesoro. Es nuestra raíz, la raíz de un país. Nos unimos a movimientos porque el grupo era y es así: de izquierda.

Tocaban en Xalapa cuando supieron del golpe militar en Chile de 1973. Les avisaron que habían matado a Allende. Guardaron un minuto de silencio. A sus amigos del Inti Illimani y Quilapayún, que estaban de gira, se les prohibió volver. Y Víctor Jara fue asesinado. "Fue muy duro, pesó mucho.

También tocaron para los presos políticos de Lecumberri. Era la guerra sucia. "Ahí estaban los líderes del 68, en la misma crujía de los asesinos, recuerda Ávila. ¿Que cómo lograron entrar? No lo sabe, pero supone que hubo una mano amiga.

"Nuestra manera de protestar era tocar folclor y piezas de la nueva canción.

En los años 70 llegó a haber más de 40 peñas en México. Los Folkloristas abrieron la suya en una casona de la calle de Manzanas, en la Del Valle.

"Era un lugar de aprendizaje. Se daban clases de guitarra, charango, quena... y los sábados hacíamos las sesiones. Fueron sesiones inolvidables. Tuvimos a Víctor Jara, Chabuca Granda, Mercedes Sosa, Atahualpa... ¿Por qué aceptaban? Porque no era un lugar lucrativo. De público, llegó dos veces Serrat.

Cerraron después de cuatro años, cuando el dueño les pidió la casa. Pero dejaron semilla.

Los Folkloristas, cuya trayectoria es ahora reconocida con el Premio Nacional de Ciencias y Artes en el campo de las Artes y Tradiciones Populares, nacieron como un numeroso grupo de amigos que se reunían a tocar...

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