Coordenadas/ Los focos rojos

AutorEnrique Quintana

Fíjese que de acuerdo con los expertos, los riesgos se ubican fundamentalmente en el terreno político mucho más que en el ámbito estrictamente económico, tanto en escala nacional como internacional.

El factor más inquietante en el ámbito local tiene que ver con el Pemexgate y los conflictos políticos que ha generado. En el ámbito internacional, las preocupaciones tienen que ver con el riesgo de que haya un conflicto militar entre Estados Unidos e Iraq.

Pero vamos por partes. Lo primero que hay que aclarar es que por qué no parece haber riesgos mayores en la esfera económica.

Aunque persisten las dudas con respecto al desempeño que tendrá la economía de Estados Unidos, lo que está en juego es la velocidad y fortaleza de la recuperación. Aun quienes piensan en que habrá un doble bache, no suponen que entraremos en una nueva recesión prolongada.

Pareciera que la dinámica interna de la economía norteamericana hará que la disyuntiva esté entre una recuperación lenta y débil u otra rápida y fuerte. La percepción dominante en este momento es que más bien tendremos una titubeante y frágil recuperación en una economía que está anémica.

Si ese fuera el cuadro, el principal problema para la economía mexicana no sería su suerte en este año sino sobre todo, la potencialidad de crecimiento en el 2003. Quizá habría que volver a ponerla en niveles de 2 a 3 por ciento en el mejor de los casos, lo que daría como resultado una de las primeras mitades de sexenio más desafortunadas en lo económico de las últimas décadas.

Sin embargo, no tendríamos una situación de crisis, lo que no debe subestimarse.

Pero las cosas cambian cuando se consideran las variables políticas.

Empecemos con la principal preocupación en el orden interno: los conflictos asociados con el Pemexgate.

Nadie duda que hubo una negociación entre el Gobierno y la dirigencia del PRI, que trató de desactivar el conflicto. El tono del discurso de Fox el fin de semana y luego lo dicho por el Sindicato Petrolero, son un signo de esta negociación.

Sin embargo, las movilizaciones que se produjeron el día de ayer son un síntoma de que hay muchas variables que no pueden controlar ni el Gobierno ni la dirigencia del PRI.

La propia beligerancia de los trabajadores petroleros y de algunos grupos de priistas podría ser un factor que sacara de control un conflicto que en teoría debería moverse dentro de un marco acotado por las negociaciones que se han efectuado.

La percepción de un riesgo de descontrol ha...

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