En flagrancia / La contra-reforma

AutorGustavo Fondevila

Hace meses, que el delito está en alza en la Ciudad de México. Y las autoridades han encontrado la explicación (y excusa) ideal: la liberación de personas privadas de la libertad provocada por la reforma procesal penal.

De hecho, la respuesta institucional del Jefe de Gobierno ha sido proponer una contra-reforma. La última vez que lo hizo fue cuando el Observatorio Nacional Ciudadano alertó en junio pasado sobre el aumento delictivo. Miguel Ángel Mancera contestó que la solución era reformar la reforma, es decir, endurecer las penas, recuperar la prisión preventiva y eliminar los beneficios de la libertad provisional.

Apenas el mes pasado, el Jefe de Gobierno alertó que otros 4 mil reclusos/as iban a ser liberados por una resolución de la Corte Suprema (aunque la SCJN ya aclaró que es un tema de aplicación de la ley) y que la sociedad debía prepararse frente a esto. En otras palabras, la seguridad ya no es su responsabilidad porque la justicia se ha convertido en una puerta giratoria que libera a los criminales que la seguridad pública detiene.

LA PUERTA GIRATORIA

El argumento no es nuevo. Todos los países de Latinoamérica que se han incorporado al sistema acusatorio han sufrido una contra-reforma. La única novedad es que generalmente la empujan los sectores conservadores, no la izquierda.

En ese sentido, el Partido de la Revolución Democrática (PRD) sorprende -de nuevo- por derecha. El mes pasado, el Jefe de Gobierno afirmó en el punto más alto de su fervor contra-reformista que hay personas que salen libres "sin haber alcanzado la rehabilitación"... No parece exagerado afirmar que cualquiera que haya pisado un reclusorio en los últimos 10 años sabe perfectamente que esa afirmación es un mal chiste. Pero lo que es verdad es que recién ahora -sin hacinamiento- van a poder realmente rehabilitar.

La reforma penal tiene muchos problemas, pero la despresurización de los penales, la eliminación de la prisión preventiva para los casos menos...

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