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En flagrancia / Policías en peligro

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Vincent
AutorGustavo Fondevila

La semana pasada, el policía bancario industrial Evaristo Hernández se acercó a un joven para pedirle que se retirara de la estación Pino Suárez del Metro. Según el agente, el hombre estaba dañando las instalaciones. Lejos de retirarse, Octavio Enrique López se resistió, forcejeó con el agente y terminó arrancándole un pedazo de la oreja de un mordisco. El agresor terminó puesto a disposición del ministerio público (Cuauhtémoc 2), se abrió una averiguación previa por lesiones dolosas y ya fue ingresado al Reclusorio.

Mientras tanto, el policía fue atendido por los paramédicos de la Cruz Roja y posteriormente trasladado al Hospital Álvaro Obregón donde le reimplantaron el cartílago. Después de 48 horas fue dado de alta. A pesar de la mala suerte, no le fue tan mal: la corporación lo respaldó de inmediato. Porque habitualmente, no se preocupa demasiado por sus elementos de baja graduación...

EL RIESGO PERMANENTE

Tanto sean de la Bancaria Industrial, auxiliares, preventivos o de tránsito, los policías del DF están absolutamente desprotegidos: condiciones laborales precarias, bajos salarios, castigos y arrestos, ceses sin procedimiento, prestaciones sociales mínimas, equipo obsoleto, incómodo e inadecuado, en una larga lista de carencias que incluye capacitación deficiente desde el uso de la fuerza hasta el manejo de informática.

Pero más allá de estos problemas que han sido documentados hasta el hartazgo (CDHDF, 2009 y Barreda, 2011), los policías tienen otras desprotecciones fundamentales: 1) la falta de garantías (representan una autoridad frente a los ciudadanos), y 2) la imposibilidad de organizarse para defender sus derechos (no pueden tener sindicatos).

Lo primero va desde que una agresión a un policía se considera un delito, pero no una violación de derechos humanos hasta que los pueden dar de baja por una acusación judicial y aunque después se pruebe su inocencia no se puedan reincorporar a la fuerza (Morera, 2015).

La...

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