Fiestas, estrellas... y narco

EL NORTE / Staff

MÉXICO.- Hotel Hyatt de Acapulco, 1999. En la playa privada se realiza uno de los eventos sociales del año, la presentación del proyecto de un spa que iba a construirse en la carretera escénica del puerto. No faltaba nadie, hay más de 600 invitados.

"Me parece que fue en marzo de 1999... me parece que era primero el cocktail en la alberca, en donde se presentó el espectáculo de ballet acuático; al término del hotel se pasaban a la playa, donde fue el espectáculo del desfile de modas de la firma del diseñador Armando Mafud y la presentación del spa, a cargo de Guillermo Ocaña.

"Al finalizar se realizó un espectáculo a cargo de la hija de Lola Beltrán. Las personas que recuerdo acudieron al evento, por invitación mía, por la de Guillermo Ocaña y de Clara, pero ésos eran los menos, éstos eran Eugenio Derbez, Sara Bustani, Karla Alemán y su esposo; el diseñador Héctor Terrones, me parece que el presidente municipal Manuel Añorve, entre otras personas", declaró ante la SIEDO Lucila Guillén, dueña de una agencia de relaciones públicas.

El maestro de ceremonias de esa noche, Francisco Guillermo Ocaña Pradal, enumeró otras personalidades.

"Estaban la Baronesa de Portanova y su marido; acudió el que era Embajador de Francia, Bruno Delaye; los propietarios del hotel, los señores Saba; la señora Lolita Ayala, la Juez Margarita Sotomayor; el presidente del patronato de Acasida, el señor Esteban, medios de comunicación, en total eran como 650 gentes (sic), en mi punto de vista, ha sido uno de los eventos más grandes a los que he asistido en mi vida", manifestó a la PGR.

La presentación había sido contratada por la dueña del futuro negocio de terapias acuáticas, Clara Elena Laborín Archuleta, una sonorense de dinero que según algunos invitados quería tener contacto con el medio social y "darse a conocer".

Su esposo, siempre discreto, esa noche no quiso estar en primera fila y prefirió quedarse con unos amigos, al parecer de Sinaloa, en el bar del hotel, donde acostumbraba encontrarse con un General.

Se hacía llamar Alonso Rivera Muñoz y todos pensaban que era ingeniero, porque así se presentaba.

Fuera de la anfitriona, casi nadie sabía que este hombre en realidad se dedicaba a algo más lucrativo y que su verdadero nombre era Héctor Beltrán Leyva "El H", capo del Cártel de los Beltrán Leyva.

Uno de los que la PGR suponía que conocía la identidad de este "ingeniero" era Ocaña.

En su declaración ante el MP, el empresario relató que en 1968...

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