La fiesta que no termina

AutorLiliana Lejarazu

Uno tenía ganas de divertirse, y terminó hospitalizado; el otro buscaba dinero, y lo encarcelaron. Tras su encuentro de aquella noche, Fabián Lavalle y Alfredo Cervantes Landa terminaron formando parte de un expediente policiaco que ha sacado a la luz pública hasta sus preferencias sexuales y del cual REFORMA te presenta los detalles

Fabián inició esa mañana muy apurado. Era el martes 30 de octubre de 2007, y en su agenda estaba consignada la grabación de un programa televisivo. La jornada laboral no resultó tan larga, y cerca de las 15:00 horas quedó libre para disfrutar con unos amigos de una comida-cena en el restaurante Cambalache, de Escenaria.

La comilona argentina y unas copitas ("Dos o tres", declara el conductor ante las autoridades) lo animaron para seguir con el grupo de cuatro camaradas, y la plática se extendió hasta las 22:00 horas, según personal del lugar. Sin embargo, Fabián recuerda que la despedida se dio hasta pasada la medianoche.

Y tan de buen humor quedó que decidió continuar la fiesta, pese a que a la mañana siguiente debía trabajar.

A bordo de su camioneta BMW negra, condujo por Insurgentes en dirección norte. Como ya era de madrugada, casi no había tránsito. Su reloj marcaba la 1:30 de la madrugada cuando la luz roja del semáforo lo obligó a detenerse en la Glorieta de Insurgentes y Puebla.

Un hombre se acercó a su ventanilla, y, como muchos tarjeteros de la Zona Rosa, le ofreció antros, mujeres, alcohol... Fabián tenía ganas de juerga, y la oferta le pareció atractiva; por lo menos así lo señala en su declaración ministerial.

En lo que el sujeto le daba la explicación de sus servicios, lo reconoció, y, para estar seguro, le preguntó si era Fabián Lavalle. El comunicador contestó que sí.

"Lo que te ofrecí se queda corto. Te prometo que se va a armar en grande, con mujeres, amigos y con lo que quieras, pero, como eres una gente pública, permíteme subir, y la organizamos". De esta forma describe el conductor -en el expediente 295/2007- su encuentro con el tarjetero.

Así, ni la inseguridad citadina impidió que Fabián subiera a su coche al entonces desconocido. Incluso, hasta permitió que le diera instrucciones para llegar a un hotel: el Colonia Roma.

"Me dijo que empezara a circular y que me dirigiera hacia Insurgentes Sur. Ahí me indicó que me incorporara a Álvaro Obregón".

Antes de llegar, Fabián pasó a un cajero automático, del que no recuerda el banco, para disponer de 500 o mil pesos. Retomaron el camino, y llegaron al estacionamiento del hotel, en Jalapa 110, esquina con Álvaro Obregón.

Pero la versión que da el tarjetero en el Juzgado Decimosexto Penal del Reclusorio Oriente es muy distinta, pues, según dice, su encuentro con el comunicador no fue fortuito: quedaron de verse porque llevaban una relación amorosa de tiempo atrás.

"El 31 de octubre, aproximadamente a la 1:00 de la mañana, soy citado por Fabián en las calles de Florencia y Hamburgo para divertirnos", dice al Ministerio Público un moreno de 1.90 metros de altura y 42 años... Alfredo Cervantes Landa.

Ya en el lugar, su "chiquito" (como llamó a Fabián, a finales de enero, durante el único careo que han sostenido) lo invitó a que subiera a la camioneta.

"Él traía una botella de vino, de la cual me invita una copa. Nos movemos del lugar, y busca un sitio solitario para dialogar y seguir bebiendo. Las caricias comenzaron a subir de tono. Me despoja de mi camisa y mi chamarra, pasándolas para el asiento de atrás", dice Cervantes Landa.

Aunque él ya estaba con el torso desnudo, tuvo que reservar sus impulsos porque, relata, empezaron a pasar coches, y, ante el temor de que alguien los viera...

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